Los problemas de ayer con la actualización a iOS 8.0.1 tan solo son el último síntoma de una enfermedad que, pese a lo que las voces más alarmistas puedan decir, viene azotando a Apple desde bastante antes del ascenso de Tim Cook como CEO de la compañía. Apple ha cambiado mucho desde la época de Steve Jobs, en muchos aspectos a mejor, pero no en el modo en que se organiza y la metodología que siguen para afrontar cada proyecto.
Con frecuencia se ha dicho que la manzana funciona como una startup, esforzándose por mantener las cosas sencillas sin seguir la estructura compartimentada de otras organizaciones como Microsoft o Google. Esto tiene sus pros, pero cuando quieren lanzar algo nuevo al mercado, también tiene sus claros contras. Dicho de otro modo: ¿Vamos a presentar el Apple Watch? ¡Pues que todo el mundo deje lo que esté haciendo!
Lo hemos visto con anterioridad en multitud de ocasiones; cómo OS X era puesto en pausa mientras se desarrollaba iOS, o cómo los equipos de desarrollo de apps como Aperture, Final Cut o las suites iLife e iWork eran resignados condenando a estas a pasar años en el congelador hasta que finalmente alguien volvía a hacerse cargo de ellas.
El desarrollo del Apple Watch y su sistema operativo ha tenido un impacto claro en la hoja de ruta del resto de productos de la compañía
Este año, el desarrollo del Apple Watch y su sistema operativo ha tenido un impacto claro en la hoja de ruta del resto de productos de la compañía, y por más ganas que tengamos de echarle el guante al smartwatch de la manzana, es ahora cuando estamos pagando las consecuencias. Solo así se puede explicar que el lanzamiento de iOS 8 y OS X Yosemite, las versiones más estrechamente ligadas en la historia de ambos sistemas operativos, se haya visto separado en el calendario dejando a sus usuarios al menos un mes en el limbo.
¿Un ejemplo? iCloud Drive, una de las estrellas de iOS 8, ya disponible para usuarios de Windows mientras los de OS X esperamos. ¿Otro aún más sangrante? iCloud Photo Library, el nuevo y tan necesario sistema de organización y sincronización de fotos entre todos los dispositivos de la manzana ni tan siquiera funcionará con Yosemite cuando vea la luz, quedando pendiente hasta principios del año que viene cuando se lance la app Fotos, sustituta del ahora inútil iPhoto.
Puedo perdonar los clásicos problemas de todos los saltos importantes de versión, no es algo nuevo de hoy, y va a seguir pasando mañana. Pero que el despliegue de una función tan elemental como sincronizar nuestras fotos se vea dividida en tres lanzamientos, septiembre, octubre, y en el mejor de los casos, enero... desde luego no es motivo como para ir dando días extra de vacaciones.
Por contra de lo que podáis pensar, contratar más ingenieros no suele ser la solución, pero desde luego Apple tiene que empezar a plantearse seriamente cómo escalar su organización ahora que no son una compañía con tan solo un par de productos en los que concentrarse:
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El Mac mini, actualizado por última vez en octubre de 2012, no puede quedarse en un cajón hasta que Jony Ive se acuerde y decida que no tiene nada mejor que hacer.
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Lo mismo para el Apple TV, el eterno hobby de Tim Cook actualizado en marzo de 2012.
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La pantalla Thunderbolt Display (septiembre de 2011).
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Novedades de software, vendidas en su día como la bomba e inmediatamente olvidadas: ¿Siri? Progresa, pero no al ritmo que debería. ¿Mapas? Idem. ¿Fondos de pantalla dinámicos? Ni uno solo nuevo en iOS 8. ¿iTunes Radio? Con suerte, algún día en España. ¿CarPlay? Presentado en 2013 como iOS en el Coche y retrasado hasta 2015 por todos los fabricantes salvo Ferrari. ¿iWork para iCloud? La beta sin fin.
Podría seguir, pero creo que ya he establecido mi punto. Apple está haciendo muchas cosas bien, pero que el éxito de ventas no les ciegue. La lista de tareas pendientes no para de crecer y aunque no me cabe duda de que este será un año de récords, el diablo está en los detalles. Apple puede y debe abarcar más, pero para ello tiene que elevar su nivel de juego y gestionar sus recursos de un modo más acorde a su situación actual.
Las expectativas siempre han sido altas, pero los usuarios tenemos motivos de sobra para exigir más.
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