La tecnología tiene mucho de música. Los tiempos son tan importantes como un metrónomo - el tempo en el que ocurre todo es tan importante (a veces más) que el propio producto en sí. Este pulso es lo que derribó tecnología fuera de su tiempo (y mercado) como el Newton, y calibró justo el momento preciso para lanzar el iPhone.
Esta señal regular que todo músico utiliza para mantener el pulso constante en una obra musical es también como un corazón. Jamás debe detenerse - pero es importante saber cuando debe acelerarse, o mantenerse en reposo. Hay momentos en los que dormimos y todo debe estar tranquilo. En condiciones normales, la vida diaria, el corazón debe latir entre 60 y 100 veces por minuto. Pero a veces sucede algo... diferente.
Los momentos extraordinarios son aquellos que resultan de una suma de factores nada mundanos, difícilmente casuales: suele ser el fruto de mucho trabajo, o de mucho interés - o de ambas cosas. En esos momentos el metrónomo salta por los aires. Las pulsaciones se disparan.
Si esos momentos en tecnología fueran una ópera, ese momento sería una Aria - los instantes previos que mejor transmiten las emociones y donde el cantante puede lucirse.
Apple 2022, llega el último acto
Suceden muchas cosas con Apple este año, en este preciso momento. Salimos de unos años de pandemia que han ralentizado muchas cosas, como quizás la producción nuevos dispositivos - pensando en las Apple Glasses (o Reality Pro, nombre por el que apuesta Gurman). Sabíamos muy poco de ellas pero en este 2022 el rio suena más que nunca, apuntando al 2023: y si es cierto sólo la mitad de lo que se habla de ellas, estamos más cerca de un producto de ciencia ficción que algo al uso.
¿Y no es eso lo que nos parecía el iPhone en 2006, justo antes de su lanzamiento? A mi me pasó incluso con los primeros rumores de los AirPods. Si habéis visto Her - la que para mi es una de las películas más maravillosas de ciencia ficción de los últimos años - hay una escena en la que Theodore Twombly - el protagonista - viaja en metro con algo similar a unos auriculares inalámbricos actuales.
Que no os parezca algo normal. En 2013 estábamos a tres años de que se presentara algo similar por parte de Jabra o Apple, y ver aquello hecho realidad daba cierta sensación de vivir en el futuro - más bien de alcanzarlo (por fin). Lo primero que escribí del análisis de los AirPods originales fue su titular, del que no tenía ninguna duda, precisamente por todo ésto: "Ciencia ficción inalámbrica".
Y ahora hablamos de gafas, o hablaremos más bien, ya que todo apunta a 2023 - pero aunque estemos a la vuelta de la esquina hay cosas que van y pueden pasar antes. Después de la presentación de los iPhone 14, iPhone 14 Pro, AirPods Pro 2, Apple Watch Series 8, Apple Watch SE (2022) y Apple Watch Ultra hemos pasado a un pequeño descanso en esta ópera tecnológica. Pero falta el acto final.
Los nuevos iPad Pro, Macs M2 y más allá
La semana que viviremos un Concertante: cuando la épera de este 2022 se aproxima a su fin y se reúnen todos los personajes sobre el escenario - es el momento de la intervención conjunta. Es el timing perfecto para poner el día lo que empezó hace dos años con la llegada de Apple Silicon: un iPad Pro M2 aún más potente cuyo procesador también llegará al resto de la gama Mac.
Hace dos años, en noviembre de 2020, Apple nos dijo que el futuro pasaba por su tecnología de procesadores y nos enseñaba algo que iba a transformar la compañía: librarse de las limitaciones que permite crear sus propios SoC para los productos que ellos decidan. Esto permite no atarse a un factor forma y poder diseñar productos con libertad creativa - que es la base que probablemente veamos en las próxima gafas de Apple.
Más allá de los productos que se presenten esta semana, la llegada del Apple Watch Ultra me ha parecido también una nueva dirección para la compañía. Escribir la review de un producto tan inesperado y tan contundente, me dió que pensar en que podemos estar justo en un punto de nueva inercia. Un momento de esos en los que suben las pulsaciones porque no se escatima en nada: el regreso de los productos excesivos, donde Apple pone toda la carne del asador y le da igual el jardín en el que se mete.
Sin ir más lejos, el Apple Watch Ultra entra directo a competir - y va con todo - con players muy establecidos de otras marcas, pero es que eso ya lo hemos visto antes, por ejemplo con el iPod y la hegemonía de Sony con el Walkman. La Apple que se mete en esos líos, es la Apple que nos gusta, precisamente.
Creo que el apellido Ultra es también una nueva concepción de evolución, como lo fue el "Pro" en el primer MacBook Pro de 2006, dejando atrás el "Power" de los PowerBook. Se trata de llevar el contenido al extremo, lo más lejos que se pueda empujar el producto. En el caso de los chips M1, también está dentro de la propia nueva arquitectura de empaquetado: UltraFusion, que permite combinar en el SoC M1 Ultra dos chips M1 Max.
Esto nos lleva al Finale Ultimo de esta fantástica ópera a la que estamos asistiendo. Hay un producto que podría llegar en noviembre y que cerraría muchas cosas: el ciclo de la transición de procesadores Apple Silicon, el 2022 de Apple, el fin de la dependencia con Intel y la llegada de la libertad creativa total - tal como la entiende (y la necesita) Apple.
Los fuegos artificiales, el momento extraordinario sería quizás un Mac que fuera más allá del Pro, porque hoy en día, el Mac Studio se acerca mucho al concepto de Mac Pro que ahora entendemos. Es el momento de que, metafóricamente o no, Apple se anime con un Mac Ultra, una versión de su ordenador más potente donde no se marquen límites.
Y la mejor forma de no marcarse límites, es la modularidad: precisamente eso nos ofrece la arquitectura UltraFusion, la capacidad para interconectar varios procesadores entre sí. A día de hoy, sólo se puede hacer a nivel de SoC, ¿pero tan descabellado sería que Apple ofreciera este hipotético Mac Ultra, con capacidad para añadir los procesadores que necesitemos como un módulo más en la caja? ¿O que esta modularidad se extendiera aún más al resto de componentes?
Hacer nuevos productos de forma contundente como lo hicieron con Apple Silicon o el último Apple Watch Ultra. La idea, en definitiva, es de un nuevo paso en la historia de la compañía: el "no reservarse nada para la vuelta", como objetivo adyacente. Estar situados donde se encuentran ahora es cómodo pero no sólo para continuar con el éxito de los productos actuales, sino para aprovechar esa incercia para darle relevancia a una nueva generación.
Es en definitiva la idea de una Apple Ultra, la que mira más lejos, como lo hizo en 1984 con el Macintosh, en 2001 con el iPod o en 2007 con el iPhone. Hay movimientos que apuntan a esa dirección, y el final de esta ópera estará completa. Es el momento de lucirse, de arriesgar y de que nada sea suficiente, la Apple que no se contiene. Si este puede ser el cierre, ¿como será 2023?
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