El gobierno de los Estados Unidos ha exigido a Apple tomar medidas sin precedentes que amenazan la seguridad de nuestros clientes. Nos oponemos a esta orden, que tiene implicaciones que van mucho más allá del caso legal [que la ha provocado].
Así comienza la durísima carta a sus clientes que Tim Cook ha escrito y publicado en la web de Apple. El caso al que se refiere Cook es el atentado de San Bernardino, California, perpetrado en diciembre de 2015. En el tiroteo fueron asesinadas doce personas y veintidós heridas de distinta gravedad. Por suerte, se pudo evitar el atentado con bomba que pretendían realizar los autores.
La pareja de terroristas murió posteriormente en un tiroteo con la policía. La investigación policial que siguió a estos atentados fue dirigida por el FBI y convertido en una prioridad nacional tanto de su director como del presidente Obama. Antes del atentado, la pareja destruyó todos sus dispositivos electrónicos para borrar sus huellas.
Todos excepto uno: un iPhone 5c.
El cifrado de iOS como obstáculo de la investigación
Aquí es cuando entra en juego Apple. Las medidas de cifrado que la compañía ha implementado desde iOS 8 y reforzado con iOS 9 son una de sus mayores armas para proteger la privacidad y seguridad de sus clientes. Con las medidas creadas por Apple, se hace casi imposible entrar en un dispositivo si no se tiene la forma de desbloquearlo.
En el caso del iPhone de los terroristas de San Bernardino, al tratarse de un iPhone 5c no existe la posibilidad de utilizar una huella para desbloquearlo. El caso se complica cuando iOS también tiene la medida de seguridad adicional, pero opcional para el usuario, de borrar el dispositivo por completo cuando se introduce mal la contraseña un determinado número de veces.
Tampoco hay manera de saber si esta medida está activada o no, por lo que el FBI no puede averiguar la contraseña por fuerza bruta sin arriesgarse a perder la información que contiene el terminal. ¿Cuál es la solución que propone la agencia federal? Recurrir a una orden judicial.
"No se equivoquen, el FBI quiere que creemos una puerta trasera"
En concreto, el FBI quiere que hagamos una versión del sistema operativo del iPhone, que evite medidas de seguridad importantes, y que lo instalemos en el iPhone recuperado durante la investigación. En las manos equivocadas, este software —que no existe hoy en día— tendría el potencial de desbloquear cualquier iPhone al que se tenga acceso físico. El FBI puede utilizar diferentes palabras para describir esta herramienta, pero no se equivoquen: crear una versión de iOS que se salte la seguridad de esta forma sería el equivalente a crear una puerta trasera. Y mientras el gobierno asegura que su uso se limitaría a este caso en concreto, no hay forma de garantizar ese control.
No es la primera vez que Tim Cook y Apple nos alertan de los peligros de la creación de una puerta trasera. Bajo este concepto, se encuentra cualquier método que permita saltarse las medidas de seguridad y cifrado que Apple coloca a sus dispositivos. Sin importar la técnica o la forma en que se haga. En palabras de Cook:
No puedes tener una puerta trasera que sólo funcione para los "buenos". Cualquier puerta trasera puede ser atravesada por los malos - Tim Cook.
La compañía de Cupertino está sufriendo un auténtico asedio desde varios frentes institucionales y gubernamentales. No sólo de Estados Unidos sino también de otros países menos democráticos. Sin retroceder demasiado en el tiempo, el Reino Unido también quería forzar a Apple a doblegar sus medidas de seguridad a las autoridades. En ese artículo, vimos cómo:
El verano pasado, el New York Times publicó un editorial firmado por el fiscal del distrito Cyrus Vance Jr, el comisario de Londres Adrian Leppard, el fiscal jefe de Paris François Molins y nuestro propio Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional de España Javier Zaragoza. En él se responsabilizaba a Apple y a Google de que un asesinato no fuera resuelto debido al cifrado de dos dispositivos encontrados en la escena del crimen (un Samsung Galaxy S6 Edge y un iPhone 6), algo que, simplemente, no puede demostrarse.
Lo que el FBI y las autoridades interesadas en debilitar el cifrado de los dispositivos de Apple asumen es que la única manera de conseguir la seguridad de su país es mediante una puerta trasera. Otra vez, Cook se refirió a este argumento de esta manera:
Estás haciendo la asunción de que el único modo de tener seguridad es mediante una puerta trasera o similar. Yo no sería tan rápido haciendo ese juicio.
Es decir, tener acceso a todos los dispositivos no garantizaría vivir en un mundo más seguro. Los "malos" buscarían otras formas de cifrar sus comunicaciones para volver a estar fuera del alcance de las autoridades, mientras que el ciudadano de a pie estaría expuesto a usos fraudulentos de la puerta trasera.
Nos jugamos mucho
Esta vez no es la privacidad. Es nuestra seguridad personal y no sólo de los usuarios de iOS sino de cualquier plataforma. La cantidad de datos que almacenamos en nuestros smartphones es gigantesca. Ya no se trata de escuchar las conversaciones por teléfono o de interceptar un SMS. En nuestro iPhone tenemos almacenados muchas más cosas:
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Mensajes de otras plataformas.
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Fotos y vídeos, con sus respectivos metadatos como la ubicación, fecha, hora.
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Datos médicos guardados en la app de Salud de iOS, o de cualquier otra plataforma.
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Datos bancarios de Apple Pay.
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Emails, no sólo personales sino también profesionales, muy probablemente con secretos industriales.
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Contactos y eventos del calendario.
Eso sin contar funcionalidades como el siempre encendido de Siri o las que vengan en el futuro. Con todos estos datos se puede reconstruir la vida de una persona. Hackers con la suficiente destreza podrían interceptarlos mediante la puerta trasera que propone el gobierno norteamericano. Y no sólo "los malos", sino también gobiernos sin escrúpulos.
Snowden nos reveló de qué era capaz un gobierno supuestamente democrático y desarrollado, de espiar a sus ciudadanos de manera indiscriminada. ¿Qué podría hacer uno más autoritario?
En Applesfera | Apple planta cara al FBI: habla de "una medida sin precedentes que amenaza la seguridad de nuestros clientes".
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