Con la privacidad como uno de los temas más candentes de 2014 y el sonado celebgate aún fresco en la memoria, Yovo se presenta como la solución definitiva para aquellos que quieren tener todo el control sobre las fotografías que comparten, con quien se comparten y durante cuanto tiempo.
La idea es la siguiente: el remitente selecciona el área de la imagen que se verá difuminada por defecto mientras el receptor no pulse sobre ella y el tiempo que tendrá para verla. Pasado este tiempo, la zona vuelve a taparse y fin de la película. Hasta aquí nada novedoso en realidad. La nueva vuelta de tuerca de Yovo es la función D-fence, la cual recurre a un conocido efecto óptico para bloquear cualquier intento de capturar la pantalla (resultando en una imagen como la del centro).
Funcionar, funciona, pero en el proceso también dificulta enormemente que podamos disfrutar de la fotografía de un modo decente (permitidme una sutil nota de humor) provocando además en el proceso un profundo dolor de cabeza. Como nota positiva, el aviso automático en los comentarios de la foto delatando a quien ha realizado la captura, pero claro, entramos en un clásico juego del gato y el ratón donde el siguiente paso es tan simple como fotografiar la pantalla con cualquier otro dispositivo.
Mi opinión ante este tipo de apps es que si te preocupa tanto que una imagen pueda escapar de tu control y no confías plenamente en la persona o personas con quien la compartes, simplemente no la compartas. Pero claro, uno tiene canas ya e igual no soy su público objetivo.
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