Mezclar lo táctil y sus mecánicas de juego con los géneros tradicionales del mundo de los videjuegos. Eso, que parece simple si se piensa, no es tan fácil: al final parece como si hubiera una barrera entre lo casual y lo hardcore. ‘Squids’ apuesta de forma inteligente por romper varias de esas barreras y consigue ser un juego divertido y profundo vestido de apariencia sencilla y hasta naïf.
La trama de ‘Squids’ es sencilla: tres calamares cazadores de tesoros deben introducirse en templos submarinos en busca de perlas. Eso, en mecánica de juego, se traduce en fases de vista cenital en las que hacemos que nuestros calamares se muevan estirando sus tentáculos y dirigiendo la trayectoria del impulso. Sí, es otro juego de físicas, pero no solo eso, que ya de por sí podría funcionar, sino bastante más.
‘Squids’: rol estratégico disfrazado
Poco a poco, vemos cómo en Squids, en realidad, lo que estamos jugando es a un completo y duradero juego de rol. Pese a que su dinámica podría enganchar a los mas pequeños (y lo hace, mi hijo de cinco años se cepilla la batería de mi iPhone en un momento por su culpa), va todo lo lejos que el género le exige.
Sí, hay clases, un sistema de niveles adecuado, con diferentes clases de calamares a nuestra disposición, un completo sistema de objetos y de mejoras… Todo lo que se podría esperar de un S-RPG, además de un sistema de turnos muy dinámico y que no ahoga el juego ni lo hace interminable.
Por haber, haya hasta un concepto de Free2Play si sois de los que no tenéis paciencia desarrollando a vuestros personajes y queréis contar con un tanque lo antes posible. Es una lástima que en determinadas ocasiones ese sistema de pago quiera entrometerse en exceso en el juego, pidiéndote que compres nuevos protagonistas o mejoras. Pero no va más allá y resulta una pega menor.
Un océano enorme y bien diseñado para la acción
No sólo el sistema con el que se aplican las líneas maestras de los juegos de rol está bien pensado, sino que visualmente ‘Squids’ es un juego poderoso, con un enfoque colorido y divertido que funciona bien en mapas y fases enormes y muy abiertas.
Lo mejor quizás sea cómo esa dinámica de tirar de los tentáculos se aplica a los combates: intensos, adictivos y cada vez más exigentes. Por momentos te parecerá que has pasado a jugar a un pinball, pero no: es solo culpa de los combates, los rebotes en las paredes que te obligan a hacer los enemigos y las trayectorias imposibles en busca de combos con los que conseguir más perlas y poder subir más fácilmente de nivel. Eso sí, es en los combates cuando se pierde un poco la esencia de los juegos de rol, precisamente por la velocidad con la que están pensados.
Obviamente, no es una franquicia ni tiene de momento excesivo nombre, pero ‘Squids’ se revela en poco tiempo como una gran opción jugable a solo 0,79 euros, que ha entendido bien que en iOS se puede tener personalidad propia aprovechando las ventajas y las limitaciones de los dispositivos.
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