Hace poco más de 6 años que vimos la inauguración de la App Store de iOS. A enero de este año, Apple ha pagado a los desarrolladores más de 15.000 millones de dólares, una cifra gigantesca si tenemos su juventud en cuenta. La App Store es la responsable del pistoletazo de salida de toda una industria tecnológica.
Gracias a ella, ha surgido una nueva raza de startups que basan su actividad en modelos de negocio innovadores. Hipstamatic fue una de las primeras startups que se apalancaron en las oportunidades que proporcionaba la App Store. Y lo hizo con un éxito inicial que sorprendió a unos e inspiró a otros. De repente, era posible ganarse la vida con el software de nuevo desatándose un tipo de "fiebre del oro" por las apps móviles. Todo el mundo quería un trozo del pastel.
Eran los primeros años de la tienda de apps de iOS cuando hizo su entrada en escena. Hipstamatic era (y es) una app de fotografía que combinaba filtros y objetivos retros en la cámara de nuestro iPhone. En una época dominada por la fotografía digital, unos chicos pensaron que sería divertido volver a su inicio analógico. Los usuarios premiaron la originalidad de su idea convirtiendo Hipstamatic en una de las apps de pago más vendidas. Apple incluso llegó a otorgarle el honor de aparecer en su iTunes Rewind de 2010.
Ese año fue el de mayor éxito de esta app. Con apenas unos meses de vida alcanzó el millón de descargas y acumuló una comunidad que le daría fuerzas y alimentaría sus expectativas de crecimiento. Pocos sabían que Hipstamatic había tocado techo tras su meteórico ascenso.
La silenciosa revolución social
La historia del auge de Facebook es una de las más interesantes del mercado tecnológico de los últimos 10 años. Pocos saben, por ejemplo, que gran parte de la responsabilidad de su éxito reside en las fotos. Los usuarios subían sus propias fotos, etiquetaban a sus amigos y provocaban una avalancha de interacciones en ellas. El usuario recibiría una notificación de que le habían etiquetado, iría a la foto y acabaría viendo las de todo el álbum. Posiblemente, visitaría los perfiles de las personas que no conocía etiquetadas en ellas.
Mark Zuckerberg define esta magia como un "trance", un estado en el que el usuario podría ser capaz de ver decenas de fotos y perfiles en pocos minutos sin apenas darse cuenta. No pasó mucho tiempo hasta que otros decidieron mezclar la mecánica de una red social y los filtros retro de fotografías en una app. Así fue cómo nació Instagram a finales de 2010, la app que abrió la veda de las redes sociales centradas exclusivamente en la fotografía.
Hipstamatic pierde el norte
Tras su frenética carrera hacia el éxito, Hipstamatic alcanzó una especie de barrera infranqueable. Su CEO Lucas Buick, admitió haber perdido de vista el enfoque de su startup en 2011. El surgimiento de Instagram y otras apps como Camera+ y las redes sociales Path, Pinterest o Tumblr dejaba claro que la app de fotos retro debía cambiar. Pero, ¿en qué dirección? ¿Hacia lo social como Instagram o una app tipo Camera+?
A la crisis del enfoque de su app se añadieron aún más productos e ideas sin sentido para la compañía, como por ejemplo el salto al producto físico. Una cámara fotográfica física hecha por Hipstamatic que nunca llegó a ver la luz. La confusión y falta de liderazgo dentro de la compañía era evidente: proyectos que se iniciaban de un día para otro que no llegaban a materializarse.
Hipstamatic había logrado convertirse en una app de estilo de vida. Sus usuarios la utilizaban para decir algo de sí mismos al mundo, no sólo para sacar fotos. Contaba con una comunidad muy activa de fotógrafos, pero nada de esto sirvió para mantener el crecimiento de usuarios frente a la competencia. Mientras Hipstamatic contaba con 4 millones de usuarios, Instagram tenía 27 millones.
Si Instagram estaba valorada en 1.000 millones, ¿cuánto valía Hipstamatic?
La compra de Instagram por parte de Facebook supuso el mazazo definitivo a una compañía desmoralizada. Fueron 1.000 millones de dólares en el año 2012, una noticia que fue un duro golpe para los empleados de Hipstamatic. El hecho de que Instagram y Hipstamatic se hubieran aliado apenas unos días antes para compartir las fotos de sus usuarios en ambas plataformas añadió más leña al fuego.
Al haber estado dando tumbos durante todo 2011, algunos creían que vender la compañía sería el paso lógico. Twitter, que había pujado por Instagram, empezó a coquetear con Hipstamatic sobre una posible adquisición. Sin embargo, sus responsables la descartaron.
Cuando uno rechaza una oferta millonaria es porque o cree que su compañía vale más o porque tiene un plan muy claro de futuro. En este caso no fue ni lo uno ni lo otro, lo cual impactó aún más en la baja moral del equipo. Desde entonces, Hipstamatic ha intentado probar suerte de nuevo en el campo de la fotografía con otras apps como Cinamatic, Oggl y Snap Magazine.
Hipstamatic ha acabado siendo una app con un núcleo de usuarios muy fieles pero irrelevante a nivel de consumo. La pérdida del tren de lo social por parte de esta compañía es una evidencia del dinamismo, auge y caída de los nuevos modelos de negocio que acompañan al nacimiento de la App Store. El puñado de apps que consiguen romper los rankings de descargas descubren muy pronto que lo difícil de verdad es mantenerse en lo más alto.
Más información | Web de Hipstamatic.
En Applesfera | El éxito de la App Store, ¿bendición o maldición para los desarrolladores?
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