Hace tres años tuve que perseguir a un camión de mensajería por las frías calles de Whistler, en la Columbia Británica. El motivo era este: conseguir el Apple Watch que había reservado dos semanas antes. Era viernes y me acababa de cambiar de casa de forma inesperada, por lo que necesitaba interceptarlo antes de que finalizara el día. De lo contrario, tendría que esperar al lunes para su entrega.
Esta misión acabó completándose y desde ese 24 de abril de 2015, el Apple Watch ha estado conmigo. A excepción de contadas ocasiones. En todos estos años, se ha convertido en mi dispositivo de Apple favorito. Estas son mis razones.
Un reloj que mejora con el tiempo
Con el paso de las versiones de watchOS, mi Apple Watch original ha ganado funcionalidades esenciales. Desde refinamientos menores hasta esferas nuevas, pasando por mejoras de velocidad, el reloj de Apple ha crecido enormemente en estos tres años.
Tal vez, la mejora que más he sentido ha sido la gestión más generosa de la memoria RAM del dispositivo que vino con watchOS 3. Esta nueva versión del sistema operativo permitía a las apps lanzarse con mayor rapidez, así como guardar su estado en la memoria. Por fin, las apps se abrían de manera instantánea, algo que era muy necesario en el Apple Watch.
Además de esta mejora en velocidad, el wearable de Apple ganó en nuevas capacidades con su ecosistema. Cada vez que me siento delante del iMac, el equipo se desbloquea automáticamente gracias al reloj. Sabe que estoy cerca y sabe que soy yo porque me he puesto el dispositivo y lo he desbloqueado a primera hora del día. Gracias a esta función, se puede acceder al Mac de forma inmediata y sin demora de contraseñas.
La parte deportiva también ha dado un salto cualitativo. Ahora hay más actividades que registrar, menos menús para activar la monitorización y más detalle en el ejercicio realizado. El entrenamiento con el Apple Watch es uno de los puntos más fuertes del reloj.
Mientras que el software oficial de Apple ha mejorado considerablemente en todo este tiempo, no se puede decir lo mismo de las apps de terceros. El futuro de estas apps es incierto.
El eterno debate de las apps de terceros
Al principio, las únicas apps que había en el reloj eran las oficiales de Apple. Las de desarrolladores externos no llegarían hasta septiembre de 2015, con el lanzamiento de watchOS 2. A pesar de la aparición de estas apps, el modelo no ha acabado de cuajar entre desarrolladores y usuarios.
En los últimos meses, varias apps de renombre como Instagram o Slack han abandonado la tienda de software del Apple Watch. Sin caer en el debate ni repartir culpas, lo cierto es que uno se da cuenta con el paso del tiempo de que el enfoque inicial de las apps ha sido erróneo. El reloj de Apple no es un iPhone en miniatura y muchos se están dando cuenta de ello ahora.
Es un dispositivo totalmente diferente. Con una pantalla muy reducida que limita la interacción con una app así como la información que puede mostrarnos. Pero tiene otras ventajas cuando lo comparamos con el iPhone: está siempre con nosotros, tiene acceso a sensores distintos y es discreto. Las apps van a tener que aceptar estas peculiaridades si quieren tener algo que decir en el Watch.
Como consecuencia de este periodo de aprendizaje, algunas apps tendrán sentido. Surgirán nuevos tipos de apps nunca vistos. Otras no encontrarán su razón de ser en una pantalla en la muñeca. Sí que está claro que las apps deportivas tienen aquí su sitio. Otras que también encuentro útiles son las de "control remoto", como la de Neato para controlar un aspirador, Casa para los accesorios HomeKit y la función que controla el audio del iPhone para podcasts y música.
Lo que está claro es que llevar una app tal cual del iPhone al Apple Watch no funciona. Necesita ser repensada desde cero. Tal vez veamos un revulsivo esta WWDC con los rumores sobre las apps universales de Apple. Y, como comenta Pedro en la Charla, posiblemente veamos esferas de terceros. ¿Serán estas las verdaderas apps del Apple Watch?
Las luces y sombras de Siri
Siri ha demostrado ser un compañero esencial durante estos años con el Apple Watch. Poder girar la muñeca y darle órdenes breves es uno de mis casos de uso más útiles. Activar la cuenta atrás, enviar un mensaje de texto o llamar a alguien mediante el manos libres son el tipo de cosas que se adoptan en el día a día sin esfuerzo.
Cuando los combinas con otros elementos del ecosistema de Apple, el dispositivo gana muchos puntos. Por ejemplo, realizar llamadas con los AirPods sin sacar el iPhone del bolsillo o teniéndolo en otra punta de la casa. También cuando controlas los accesorios de HomeKit desde la muñeca dándole órdenes a Siri.
Pero el asistente de Apple no solo recibe y ejecuta órdenes. Desde watchOS 4 cuenta con su propia esfera y debo decir que tras su lanzamiento es la que llevo puesta la mayor parte del día. Me encanta que muestre información relevante sólo cuando es necesaria. Cambios en el tiempo meteorológico, citas de calendario, recordatorios, hora del amanecer y atardecer y fotos de momentos especiales elegidos de mi fototeca personal.
Este último es una de mis funciones favoritas, porque me ayuda a recordar viajes, eventos y lugares especiales. Es complicado explicar lo sorprendente que es ver fotos de una parada que apenas recuerdas en un viaje de hace años. Es una forma de poner en valor la montaña de fotos que tenemos acumulados desde hace años.
Puede que parte del futuro de las apps de terceros pase por su integración en esta esfera. Apps como Spotify, Outlook o Uber nos muestren controles de audio, citas de calendario y la llegada inminente de nuestro próximo conductor.
Dicho esto, mi Apple Watch original ya no es el que era. Diría que desde watchOS 4, invocar a Siri es extremadamente lento. Tanto al utilizar la frase "Oye Siri" como al apretar la corona digital. Es algo que está relacionado con el hardware del reloj y que me temo no va a tener solución. Esto me lleva a pensar que watchOS 4 será su última versión soportada.
Modelos más recientes del Apple Watch se mueven con mayor soltura gracias a sus renovados procesadores. El Series 3 es incluso capaz de hablarte en voz alta. Veremos este septiembre qué se cuece desde Cupertino para la siguiente generación.
La clave de la constancia
La monitorización de la actividad física es imprescindible para mi día a día. Mi interés se centra en el mantenimiento y mejora de mi resistencia física sin excesos. Trabajar desde casa puede ser muy cómodo, pero tiene riesgos claros si se acaba teniendo un modo de vida sedentario.
El Apple Watch aquí hace un trabajo formidable. El concepto de los anillos de actividad es una de las mejores ideas de software de Apple, porque en ellos se refleja la comprensión de la naturaleza humana que tiene la compañía con su dominio de la tecnología. Estos tres anillos te empujan a moverte más, a exigirte más cada día sin caer en la rutina ni la pereza. Porque si un día no cumples, rompes tu racha.
Ser constante tiene premio. El Apple Watch registra nuestra actividad y cuando completamos una semana o un mes cumpliendo objetivos, nos dará una medalla virtual. En sí mismas no valen nada, pero te empujan y animan a ser más activo:
Hay días en los que no me apetece ponerme el Apple Watch, pero luego va Apple y te engancha con esto. Es absurdo el poder que tienen las insignias y logros. https://t.co/cJoNxxWoGU pic.twitter.com/MfK60Jmdps
— manu.exe (@mcontreras) 20 de abril de 2018
Y para esos días en los que tal vez tengas la tentación de dejarte el reloj en la mesita de noche, Apple tiene preparado un reto. El pasado domingo se celebraba el Día de la Tierra, en el que los usuarios del Apple Watch debíamos realizar una actividad durante treinta minutos para ganar la insignia y unos stickers para iMessage.
De esta forma, uno va adquiriendo el hábito. Hasta el punto en que la monitorización del Apple Watch lo han convertido en la función imprescindible en mi día a día. Muchos lo verán como algo absurdo y poco esencial, pero en mi caso no podría pasar sin ella en un reloj convencional.
Un Apple Watch para cada ocasión
Puedes construir el mejor reloj inteligente del mundo, pero igualmente vas a necesitar convencer a la gente de que quieran llevar uno puesto todos los días de su vida. Y eso no es tarea fácil, a la vista de las innumerables compañías que lo han intentado. De momento, el Apple Watch es el que mejor ha resuelto el aspecto de la moda a través de diferentes colecciones y correas intercambiables.
Y eso se nota en la variedad de personas que llevan uno. El perfil del usuario de Apple Watch es más variado de lo que fueron otros smartwatches como el Pebble. Por mis observaciones, se trata de personas de todas las edades y ambos sexos, con cierto interés en el deporte o la monitorización de su actividad física. Pero lo que siempre es una constante es que suelen adaptarlo a sus gustos y personalidad.
La abundancia de correas, colecciones y colores ha sido clave para la adopción que está experimentando ahora el Apple Watch. Tras el entusiasmo inicial y el enfriamiento que le siguieron, en los últimos años se ha producido un cambio en la percepción de este dispositivo.
Para mí, elegir el modelo de acero ha sido todo un acierto. Creo que es un material que encaja mejor con cualquier situación gracias a las correas. Una deportiva ayuda a ir más acorde en el día a día o mientras haces deporte, mientras que las de nailon trenzado (dependiendo del color) y cuero sirven para situaciones más serias, como reuniones o celebraciones.
Apple reconoce la importancia de las correas y por ello prepara nuevas colecciones cada seis meses. Al igual que una firma de moda, presenta sus nuevas correas para la colección primavera-verano en marzo, mientras que en septiembre lanza la colección otoño-invierno. Al mismo tiempo que se presentan, la compañía retira las de la colección pasada.
Poder cambiar de correa en un abrir y cerrar de ojos es fundamental en un dispositivo que está a la vista de todos. Es un complemento, al igual que un reloj tradicional. Y por ello debe ir acorde con la personalidad de cada uno.
El camino de la independencia del iPhone
Tras unos comienzos difíciles, donde numerosas voces se alzaban contra el Apple Watch y dudaban de su futuro, el wearable de Apple se ha consolidado. Las ventas crecen y el público comienza a verlo como un dispositivo mainstream. Hasta el punto en que supera a las ventas de la industria relojera suiza en 2017.
Ya se venden más wearables de Apple que Mac, según algunos analistas. Y determinados fabricantes como Fitbit o Fossil se encuentran en apuros. Pero el futuro del reloj no pasa por aumentar el número de compañías-víctima sino de ganar la independencia del iPhone.
En sus tres versiones de hardware, el Apple Watch ha aumentado cada vez más su independencia del terminal de Apple. Con el Series 2 llegó el sensor GPS y el Series 3 le dio la independencia de datos definitiva. Ambas funciones le permiten realizar tareas que ya no requieren un iPhone cerca.
Es evidente que Apple va a continuar por este camino en futuras generaciones, añadiendo elementos de hardware que le permitan recurrir menos al iPhone. Hasta que llegue un punto en el que no lo necesitará para nada.
Personalmente y como comentamos en la Charla de Applesfera, espero con ganas la siguiente generación de Apple Watch. Una en la que me gustaría que las operadoras hayan hecho los deberes y nos traigan conectividad 4G.
En Applesfera | Apple Watch Series 3 (sin LTE), análisis: la generación del equilibrio.
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