MicRogue: análisis

A falta de grandes innovaciones, buenas son las mezclas de géneros e ideas, una estrategia que está en auge en el mundo del videojuego y a la que no se le escapa la posibilidad de sacarle partido en iOS. Para muestra el nuevo MicRogue, que mete en la coctelera la exploración de mazmorras y el ajedrez para sacar un brebaje riquísimo que no cuesta nada llevarse a la boca.

Es uno de esos juegos de apariencia simplona y grandes alegrías en los que las mecánicas lo son todo y acaba importando bien poco si eres más de píxel o de polígonos, un puzle que además entra por los ojos con un precio de los más asequibles (a 0,99 euros con motivo de su lanzamiento).

Enemigos que se matan pensando

Nos hemos acostumbrado a juegos en los que la estrategia suele ser un elemento muy secundario. Sí, está claro que los juegos relativos a ese género se ciñen completamente a él, pero en el resto la mayoría de veces lo único que se nos pide es seguir el habitual ensayo y error.

La cosa se tuerce cuando, como ocurre aquí en MicRogue, el ensayo y error no tiene cabida por culpa de la aleatoriedad de sus escenarios.

Nuestro objetivo en el juego será alcanzar la parte más alta de la torre, robar el tesoro y volver a la salida, y lo haremos moviéndonos en horizontal y vertical con la única ayuda de un escudo.

La clave para conseguirlo está en aprendernos los patrones de desplazamiento de los enemigos, con estrategias extraídas de los movimientos de ajedrez, y aprovecharlos no sólo para esquivarlos (no hará falta que los matemos para poder avanzar) sino para sumar el peligro de las trampas a la fórmula y poderlos despachar sin despeinarnos.

Aún hay hueco para otro estilo de juegos

Pese a la aparente simpleza de su fórmula, aprender patrones parece más fácil de lo que realmente acaba siendo al engancharte al juego e intentar robar el tesoro escapando del dragón que lo custodia una y otra vez. ¿Tiene más chicha cuando consigues tenerlo todo por la mano? Lamentablemente, no.

La idea de poder jugar nuevos niveles cada vez que inicias una partida tiene su gracia durante un tiempo, pero como ya habrás imaginado no es algo eterno. Pese a ello el contenido que ofrece es más que suficiente para que no sea un juego de usar y tirar, de esos que te dura poco más de una tarde.

Más allá de eso está lo que siempre comentamos por aquí, que no podemos quejarnos de la fiebre free-to-play y los problemas derivados de ella y luego darle la espalda a propuestas frescas que intentan llevar el catálogo de iOS varios pasos más allá de las mecánicas básicas que llevan repitiéndose desde su nacimiento. MicRogue es uno de los que merece nuestro cariño.