Cada vez utilizamos menos el móvil para hablar y más para el consumo de datos, bien para la navegación o a través de apps. La realidad es que el grueso del volumen de negocio ahora para los operadores se encuentra en la venta de paquetes de datos y parece que hay acuerdo entre los expertos al considerar que la voz se ha convertido en una commodity.
Las operadoras se ven ahora en el brete de sacar algo de rendimiento en un servicio que cada vez tiene menos valor para el usuario, pero por el que sigue siendo necesario pagar. ¿Hasta cuánto estamos dispuestos a desembolsar por las llamadas en el iPhone? Desde estas líneas vamos a explicar los pros y contras de un camino de ida y vuelta en el que al final, se ha vuelto a las llamadas sin fin.
Intentando ahorrar en un producto con poco valor
Aunque estemos habituados a las tarifas convergentes (que integran datos con paquetes de voz ilimitados), lo cierto es que cabe la opción de contratar minutos de voz aparte, o bien directamente, optar por una facturación individual por los minutos consumidos. Vamos, como se hacía antes. Y tiene cierto sentido: hay usuarios que apenas hacen llamadas por teléfono y no les compensa el sobreprecio de las llamadas ilimitadas. Así las cosas, opté por una tarifa de Yoigo de 5 GB de datos y 100 minutos de voz al mes.
Sobre el papel, la idea resultaba atractiva ya que mi uso en el iPhone era fundamentalmente en datos y además aprovechando el tethering. El ahorro mensual con respecto a una tarifa de voz ilimitada, era bastante considerable al cabo del año y parecía que se trataba de una idea brillante: adaptar el consumo a lo estrictamente necesario y ahorrarse ese exceso que nunca se usaba. O eso pensaba.
El verdadero valor de lo 'ilimitado'
Pasó el primer mes y no hubo problemas, pero al segundo ciclo de facturación llegó el inesperado SMS: se había superado el consumo de minutos y a partir de ese punto, se facturaba a un precio que, sin ser excesivo, había que tenerlo en cuenta. El tercer mes confirmó esta tendencia con otro 'toque' mediante SMS: claramente los cálculos habían sido optimistas mis necesidades de minutos de voz eran superiores a las estimadas. Y pronto comenzó el síndrome de la escasez: al ser consciente del costo de los minutos, intenté ahorrar a toda costa.
¿Hago esta llamada por VoIP? FaceTime comenzó a convertirse en un gran salvavidas, pero únicamente aplicable a otros iPhone. Y no pasó mucho tiempo antes de comenzar a limitar las llamadas en un claro cálculo del coste: comencé a llamar menos, intentando sustituir la comunicación mediante iMessage, WhatsApp o llamado VoIP. Esta combinación de tarifa-consumo era evidentemente más rentable económicamente, pero el coste en uso era muy elevado.
Varios meses más tarde decidí acabar con esta agonía y contraté una tarifa ilimitada de voz, esta vez con MásMóvil, y pronto comencé a hacer un uso libre de las llamadas. En pocos días el iPhone comenzó a ganar valor como herramienta de comunicación, y aunque es cierto que con la calculadora en la mano al cabo del año seguro que compensa pagar los picos de la tarifa limitada, al final lo ilimitado es un intangible por el que compensa pagar un extra. Se trata, en definitiva, de un pequeño exceso por la comodidad. Y ojalá pronto lo ilimitado sea también algo común en los datos.
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