El iPad ha sido el único producto que Steve Jobs nos presentó desde un sofá. Y fue una muy buena forma de explicarlo porque, tradicionalmente, las presentaciones de tecnología no suelen romper el ritmo de esta forma. Jobs se sentó tranquilamente, como cualquiera haríamos en casa, cogió el dispositivo entre sus manos, y comenzó a utilizarlo.
Y desde aquel sofá, comenzó a hacer cosas que antes ocupaban otro lugar: el escritorio. Navegar por una gran página de internet sin recortar, enviar emails, disfrutar de una película en una pantalla de casi diez pulgadas, jugar a juegos, leer eBooks. “Pensamos que hay un hueco entre el iPhone y el Mac” - dijo mirando a la pantalla - “Pero debe ser excepcional en las tareas más esenciales”.
Jobs abría la puerta del iPad a los consumidores de contenido. Era la mejor forma de hacer aquello, y se podía hacer en cualquier parte en una pantalla enorme para la época - con las lecciones aprendidas del iPhone y su interfaz multi táctil, llevadas aún más lejos. Estoy completamente convencido que también tenía claro que todo aquello era sólo el comienzo.
El iPad ya no sólo se usa para consumir contenido, también es una herramienta para crearlo
El paso de los años atrajo también a los creadores: la interacción táctil facilitaba mucho las cosas a la hora de controlar no sólo las aplicaciones (supongo que habréis visto a algún niño manejando Apps de forma natural) y aquella pantalla que comenzó en un sofá se convirtió en un gran lienzo magnífico para los creadores. Aquel cambio fue tan importante dentro de la gama que Apple pensó - por fin - en crear un sistema operativo con su propio ciclo de vida: iPadOS había nacido, y con él, muchas apuestas de un futuro que ya no estaba ligado al iPhone.
El iPad Pro fue el paso consciente de que se necesitaba un cambio con más aceleración - sobre todo en hardware - para quienes no sólo querían crear, sino que querían dedicarse profesionalmente a ello. O se toman muy en serio sus hobbies, o quizás porque tengan un don para la pintura, la música, la escritura. Realmente, de eso va el apellido Pro, de Productividad.
La progresión necesaria
El primer iPad Pro fue un modelo excelente que estuvo a caballo entre dos mundos: las buenas ideas del iPad Air y lo que se esperaba de una versión más potente. Fue sin embargo en la presentación del iPad Pro de 2018 cuando Apple acertó de pleno: recuerdo el momento exacto en el Steve Jobs Theater cuando aquel Apple Pencil 2 se pegó magnéticamente a la parte superior, y comenzó a cargarse. La gente alrededor aplaudió espontáneamente porque esa es la forma en la que todos esperaban que sucediese.
Y aquel diseño fue la forma que todos esperaban que tuviese un Pro: alejado de los iPad normales, integrando las últimas tecnologías como Face ID o la pantalla Líquida Retina y aprovechando la envergadura del primer modelo para mostrar pantallas tan grandes como de 11” o 12,9”. Ahora tenemos la misma pantalla, con el espacio de color P3, True Tone para la calibración de la calidez de los colores respecto a la estancia y el espectacular ProMotion a 120Hz - que consigue una fluidez en los gráficos y las transiciones a otro nivel - y mejora el tiempo de respuesta con el Apple Pencil.
Tenemos la misma pantalla, y seguimos encantados con ella: los ángulos de visualización perfectos, la laminación con toque anti-reflectante para evitar por ejemplo que yo ahora mismo no me vea reflejado en la pantalla IA Writer trabajando en Modo Oscuro, las definición y profundidad de los colores... Es fantástico para ver películas pero también para crear: desde un texto inspirado, una plano en 3D o un boceto para un cliente de la agencia - todo en este dispositivo está pensado para convertirlo en una herramienta de generación de contenido, con total calidad.
Al igual que en el último MacBook Pro de 16” - a nivel de “modelo de exigencia” - quizás se podría pedir a la marca más resolución o pantallas 4K... pero ¿para qué? En un tamaño como el que montan estos dispositivos, una pantalla con esa resolución se convertiría en un gasto de batería, y por ende, de eficiencia energética que nos restaría ciclos de vida y trabajo a las tareas que realmente necesitamos hacer. Y aún así, esta pantalla se ve magnífica (ojo, que el modelo de 12,9” tiene la nada despreciable resolución de 2732x2048 píxeles), en gran parte por sus 600 nits de brillo que hace que la imagen se vea nítida aún en exteriores.
También quiero destacar la TrueDepth Camera, la barra de sensores ópticos encargada del FaceID pero que en un dispositivo como este sirve para algo tan fantástico también como la grabación de vídeos 1080p con la cámara frontal, con modo retrato, Animoji, detección facial... Todo un compendio de adelantos que por ejemplo no tenemos en ningún Mac hoy en día. En estos días de tanto teletrabajo desde casa, es cuando nos damos cuenta de la versatilidad y calidad de un dispositivo como éste, por ejemplo para teleconferencias.
El tamaño, peso y la calidad de la pantalla siguen convirtiendo este dispositivo en algo cercano a la ciencia-ficción
Las buenas ideas también se mantienen en el diseño, que mimetiza la versión de 2018 en dimensiones, peso y factor de forma. Por pedir, pediríamos una reducción del grosor de los bordes, que llegará en algún momento en el futuro pero que sinceramente, ahora tampoco le hace ninguna falta. Con un peso de 473g o 643g (modelos de 11” o 12,9”), son perfectamente sostenibles por la mano, y en ocasiones, parecen uno de aquellos atrezzos de ciencia ficción. En definitiva, por fuera es el mismo diseño de la generación anterior y aún así, está muy por delante del resto.
Cámaras: el punto de vista
Cuando giramos el nuevo iPad Pro observamos el gran cambio físico evidente de esta generación: el añadido de dos nuevas cámaras de gran angular y ultra gran angular, muy similar a las que montan los iPhone 11 y iPhone 11 Pro, pero con diferencias. Por ejemplo, las cámaras de gran angular son en ambos dispositivos de 12 Mpx, con la misma apertura de f/1,8, zoom óptico de 2x y digital de hasta 5x, pero la ultra gran angular en este iPad Pro es de 10Mpx. Eso sí, ganamos en cambio de visión ya hasta los 125 grados contra los 120 de los iPhone 11.
Las fotos en gran angular se ven espectaculares en la gran pantalla del iPad Pro, pero no parece el dispositivo más cómodo para tomarlas: quizás por eso no tendremos la estabilización óptica de los iPhone 11, ni el modo noche. Sin embargo, se mantiene la grabación en vídeo 4K incluso a 60fps en el modo ultra gran angular, y el vídeo a cámara lenta a 1080p a 120fps o 240fps (en modo ultra gran angular). Todo ello sigue mejorando el global de la anterior generación, avanzando a paso firme hasta casi ponerse al nivel de los iPhone coetáneos, cosa que se agradece en un dispositivo no muy cómodo para ello.
Mejora con mucho la captura de imágenes o vídeos desde el propio dispositivo en caso de que lo necesitemos, pero no debería ser nuestra primera opción si tenemos un iPhone o una cámara a mano. En este “todo en uno” que es el iPad Pro, la toma de imágenes o vídeos es apropiada para bocetos, tomas de trabajo rápidas o cualquier contenido que necesitamos hacer aquí y ahora sin salir del dispositivo o emplear ningún accesorio externo. Pero sin lugar a dudas, la mejora en la cámara viene de la mano de lo próximo que quiero comentaros.
Clonando la realidad: el escáner LiDAR
Una de las grandes novedades de este iPad Pro es la inclusión de un escáner LiDAR, las siglas de “Láser imaging Detection And Ranging”. Se trata de un sensor 3D que mide en nanosegundos el reflejo de un haz de luz laser pulsada, operando en nanosegundos a nivel de fotón. Esto significa que escanea a altísima velocidad, prácticamente de forma instantánea, una estancia a 5m de distancia como mucho del dispositivo.
Esta absoluta maravilla va a estar en las próximas sondas que la NASA mandará a Marte próximamente ya que es muy utilizado en geografía o arqueología por su capacidad para mapear un terreno en 3D de forma inmediata. También se utiliza en muchos coches autónomos donde la capacidad de reacción es primordial. O más asombroso aún, a comienzos de este Marzo de 2020 se descubrieron casas y pirámides mayas jamás vistas antes, en Yucatán, utilizando esta tecnología. Es una forma de representación más fiel de la realidad que el uso de la captura mediante puntos infrarrojos, la que por ejemplo utiliza Face ID al ser de corto alcance (aproximadamente 1 m) contra los 5 metros que permite el sensor del iPad Pro.
El sensor LiDAR ya está integrado en cualquier app sin que haya que hacer nada: iPadOS se encarga de todo
¿Para qué queremos esto en un iPad Pro? ¿Cuando empezaremos a ver aplicaciones que lo usen? Bueno, esa es la mejor parte. Todas las Apps que utilizan el ARKit (la herramienta de programación para crear aplicaciones de realidad ampliada), ya están utilizando el escáner LiDAR. Es el sistema operativo el que se encarga de gestionar LiDAR y pasarle a la aplicación al instante la representación de la realidad. Y sí, se nota: ¿sabéis de esas Apps de Realidad Aumentada donde hay que mover el iPad sobre el suelo para detectarlo? Ahora ya no hace falta hacerlo: se abre la App, el LiDAR proyecta la realidad a la App y ya estamos jugando al Hot Lava en nuestro salón, al Minecraft Earth en pleno campo o viendo como un dinosaurio atraviesa la calle.
O poner un mueble de IKEA de forma virtual en nuestro salón, y ver como una persona real pasa por delante de él, tapándolo: se llama oclusión virtual y permite combinar patrones de inteligencia artificial (utilizando el Neural Engine del procesador) para distinguir un tipo de forma (una persona, por ejemplo) para ocultar la parte que tapa de la figura creada en realidad aumentada.
Aún no hemos visto nada: los desarrolladores podrán utilizar este kit de desarrollo para diseñar experiencias aún mejores aprovechando al máximo los datos del sensor. En breve veremos Apps tan interesantes que aprovecharán esta tecnología para capturar movimientos de forma increíblemente precisa, sólo utilizando el iPad Pro - un enorme avance para los estudios de modelado y representación 3D. Se podría incluso mejorar la toma de fotografías haciendo que la cámara detalle y perfile aquellos objetos o formas más próximos al objetivo al conocer su representación tridimensional.
Antes de continuar: muchas personas se preguntan por qué Apple ha invertido tantos esfuerzos en esto, cuando aún no hemos visto todo de lo que puede dar de sí esta tecnología. Esto es similar a cuando la gente pensaba para qué necesitábamos un GPS en un móvil con el iPhone 3G - y hoy en día prácticamente cualquier aplicación lo utiliza de distintas formas. Es una tecnología espectacular de la que seguro veremos mucho más en la WWDC20 con la llegada de iPadOS 14.
Un procesador mejorado: chip A12Z Bionic
El lanzamiento del iPad Pro en marzo rompe con el ciclo del típico lanzamiento del modelo anual de iPhone y después la versión Pro de la tablet de Apple. Esta vez nos encontramos en una posición entre generaciones, por lo que Apple ha optado por mejorar las áreas del chip A12X que más necesitaba este modelo, y para las que funciona perfectamente bien esta revisión. Observemos los datos que Geekbench 5 nos ofrece sobre el dispositivo:
Aquí ya vemos algunas cosas interesantes, como que la versión del iPad Pro analizada (el modelo de 12,9”) cuenta con 6GB de RAM, y funciona a 2,49GHz. Las diferencias básicas entre este A12Z y el A12X es el aumento de los cores, llegando hasta los 8 núcleos para la GPU (el procesador gráfico - posiblemente la parte más esencial del dispositivo). Es aquí donde vemos la distancia con el modelo anterior:
El iPad Pro de 2020 consigue un Metal Score de 10269 contra los 9146 del iPad Pro de 2018 o los 6265 del iPhone 11 Pro Max. Eso indica que es aproximadamente un 40% más potente en gráficos que el iPhone actual más rápido con un procesador A13 Bionic. Se nota especialmente en aplicaciones o juegos de alto rendimiento gráfico, como el omnipresente Fortnite o las aplicaciones de procesamiento de imágenes como Lightroom o Afterlight.
Sin duda toda representación gráfica en estas máquinas, con esta potencia combinada con la pantalla de 120Hz son espectaculares: desde los juegos de Apple Arcade y sus gráficos tan “de autor”, como las aplicaciones antes mencionadas. Aquellas que utilizan la realidad aumentada también se aceleran considerablemente: una de las pruebas más complicadas de hacer a un lápiz óptico, como es el trazo de líneas curvas a alta velocidad por la pantalla para observar la distancia entre el punto dibujado y la punta real del lápiz, este iPad Pro la supera con creces. La distancia no es apreciable entre el punto virtual y el lápiz auténtico, dando completamente la sensación de que estamos dibujando sobre el papel.
Mejor captura de sonido y Wi-Fi de última generación
Una de las mejoras introducidas en el MacBook Air presentado también hace unos días es la inclusión de unos nuevos micrófonos mejorados de calidad profesional. También es una buena actualización para quien necesite una calidad decente en la captura de sonidos y no tenga ningún accesorio para grabarlos: en este iPad Pro contamos por primera vez con cinco micrófonos de alta calidad, distribuidos a lo largo de la envergadura para no sólo capturar sonido, también para filtrarlo a la hora de grabar.
Otra gran mejora es la llegada de la Wi-Fi 6, un nuevo protocolo de comunicación inalámbrica ultrarápida - ya bajo la nueva nomenclatura de la Wi-Fi Alliance, o se llamaría 802.11ax. Esta norma es completamente compatible con los estándares anteriores, y puede llegar en funcionamiento teórico hasta los 1.2 Gbps. La mejora no sólo es en velocidad, esta norma también facilita conectar multitud de dispositivos bajo la misma red mejorando la eficiencia en la transmisión y reduciendo la tasa de error en las comunicaciones. Es decir, es más rápida y permite que funcione mejor en redes muy saturadas de dispositivos. Apple también añade soporte para 30 bandas distintas de Gigabit LTE, e incorpora Bluetooth 5.0 para conectar los últimos dispositivos que la utilicen de forma rápida y segura.
Todas estas mejoras en potencia de gráficos, cámaras, conectividad o incluso mejora en la memoria RAM no consiguen mermar la batería: sigue aguantando las 10 horas teóricas de navegación que la marca se pone como línea base, y que se consiguen gracias a las optimizaciones del software del sistema operativo y de la eficiencia energética de los procesadores “a medida” ARM de Apple. De hecho, uno de los cambios en este modelo es precisamente ese controlador de eficiencia energética que permite que el dispositivo tenga un rendimiento sostenido incluso al máximo rendimiento - sin necesidad de ventiladores ni sistemas de refrigeración activa.
El feedback de escritorio: el cursor llega con iPadOS 13.4
Este nuevo iPadOS viene de fábrica con la versión iPadOS 13.4 que incluye el soporte oficial para ratón y trackpad que Apple nos mostró hace unos días. Siempre fui bastante escéptico en utilizar algo así en un sistema operativo móvil que ha sido diseñado desde cero para trabajar de forma táctil - en ciertos sentidos, me parecía un “paso atrás”. Una cosa es una Surface que en realidad es un PC portátil con forma de tablet, pero un iPad venía de la dirección opuesta.
Apple sin embargo sí comenzó a explorar la capacidad de traer un puntero a iPadOS, sobre todo por algo que ellos mismos siempre han dicho: un MacBook con pantalla táctil no es cómodo de usar. Y al fin y al cabo, un iPad con teclado es el mismo formato, pantalla y teclado en una superficie plana. Creo muchos de los que por este mismo motivo no veíamos la utilidad de traerlo echábamos en falta esa comodidad en escritorio del que ya comienza a ser nuestro “ordenador” principal. No como puntero de precisión (para eso en el iPad Pro tenemos algo mejor aún, el Apple Pencil), pero sí como uso rápido sin levantar las manos de la mesa.
La implementación del cursor en iPadOS 13.4 está adaptado al mundo táctil y sus características
A partir de iPadOS 13.4 - que estará disponible para todo el mundo esta misma semana - cualquier iPad compatible con iPadOS 13 podrá tener este soporte para cualquier trackpad o ratón que se pueda conectar al dispositivo mediante Bluetooth o USB-C (o con adaptador). Aún así, no acababa de verlo claro hasta que lo probé en este iPad Pro, y entendí que más que una rendición al escritorio es una suma a lo que ya tenemos, adaptada a la metáfora que iOS comenzó en 2007. El cursor aquí no es una “flecha” al uso, sino un pequeño puntero más acorde con el mundo táctil en el que estamos que cambia dependiendo de su situación. Sin embargo, cuando pasa por encima de algún control específico de la App, se convierte en ese control iluminado - como entrando dentro de él. De forma muy similar a como nos desplazamos por las Apps en tvOS.
Automáticamente se aproxima al icono o control más próximo, de forma que hace muy cómodo los desplazamientos con el ratón, que son mejor aún si tenemos un trackpad. Por ejemplo, para este análisis llevo utilizando el Magic Trackpad 2 de Apple, que además añade distintos “combos” de gestos que nos son muy muy familiares del mundo Mac:
- Ir a la pantalla de inicio: tres dedos hacia arriba
- Lanzar el selector de Apps: tres dedos hacia arriba y una pausa
- Cambiar entre Apps: deslizar con los tres dedos hacia la derecha o izquierda
- “Botón” derecho (el menú contextual que aparece en iOS cuando dejamos pulsado en dedo en algún elemento): clic con dos dedos
- Mostrar el Dock: mover el cursor a la parte de abajo y pulsar
- Mostrar el Centro de Control: Clic en la barra de estado de la esquina superior derecha
- Notificaciones: Clic en la barra de estado de la esquina superior izquierda
No hay que aprender nada. Son los combos que ya conocemos y que ahora en iPadOS nos hacen ir más rápido. El cursor es muy útil por fin en hojas de cálculo o escribiendo textos como este, donde apenas pulso la pantalla en ningún momento y puedo controlarlo todo con el trackpad. Incluso podemos desbloquear el iPad si pulsamos el trackpad y deslizamos los tres dedos hacia arriba, Face ID nos detectará y ya estaremos dentro.
¿Esto significa que podríamos llegar a ver algún MacBook en el futuro? Todo es posible, pero quizás esta interacción no funcione hacia el otro lado: macOS no está preparado para trabajar de forma táctil y hay controles y componentes muy complicados de pulsar sólo con el dedo. Si alguna vez habéis usado Sidecar en el iPad y utilizáis la pantalla táctil, lo entenderéis.
Este pequeño cambio supone una mejora interesante si soléis trabajar con el iPad sobre una mesa, no quizá tanto para ilustradores o diseñadores que seguirán usando el Apple Pencil: podéis seguir haciéndolo, la inclusión de esta opción no descarta a la otra se agrade que Apple haya sabido valorar la opinión de quienes lo pedían, implementándolo de una forma un poco diferente y más adaptada al entorno. Este uso se potenciará muchísimo con la llegada del esperadísimo Magic Keyboard en Mayo, convirtiendo el iPad Pro de 2018 (porque es compatible) y este en todo un combo de productividad - del que hablaremos más adelante.
Espectacular sigue siendo la palabra
Este iPad Pro de 2020 es una muy buena actualización al modelo de 2018: es más rápido, tiene mejores cámaras, sensores nunca vistos antes para la realidad aumentada, más memoria RAM, más memoria interna (adiós a los 64GB de disco, ahora todos los modelos empiezan en 128GB y pueden llegar a 1TB), mejor conectividad (Wi-Fi 6 y Bluetooth 5.0), cinco nuevos micrófonos de alta calidad... pero además mantiene todas las buenas ideas del anterior: el diseño, el peso, la pantalla ProMotion de 120Hz P3, el soporte para Apple Pencil 2 y cambios como la llegada del cursor o el Magic Keyboard.
Este sumatorio de características equivalen a una herramienta de consumo, pero treméndamente creativa y potente para las necesidades de un amplio espectro de personas donde necesitan crear algo nuevo en un dispositivo distinto al que teníamos en escritorio - donde las posibilidades continúan creciendo generación tras generación y se complementan además con nuevos accesorios, envuelta en calidad de construcción y con las metas muy bien pensadas.
Nuevo Apple iPad Pro (de 11 pulgadas, con Wi-Fi y 128 GB) - Gris espacial (2.ª generación)
Nuevo Apple iPad Pro (de 12,9 pulgadas, con Wi-Fi y 128 GB) - Gris espacial (4.ª generación)
Todo comenzó en un sofá, pero no sabemos dónde acabará este viaje. Es quizás la parte más emocionante de un dispositivo como el iPad Pro: el concepto que tenemos ahora mismo será quizás radicalmente distinto del que estaremos hablando dentro de diez años. Esta capacidad para adaptarse al momento y de adoptar las tecnologías que pueden llevarlo más lejos, es también otra de sus grandes características.
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