Gracias a la gentileza de Apple, hemos podido probar en Applesfera el nuevo iMac Pro de gama entrada con 8 núcleos y 32GB de RAM. Una máquina que es un sueño en sí misma y que viene a devolver la ilusión a un sector profesional que veía con tristeza que Apple ya no se preocupaba por ellos como antaño lo hacía. Es cierto que el mercado profesional no es el que más dinero da, pero sin duda es el que más prestigio genera para una marca.
En mi caso, me puse manos a la obra para probar este equipo, invitación mediante del compañero Eduardo Archanco, para probar durante toda una mañana el equipo en aquello que mejor domino: el desarrollo. Desarrollo de aplicaciones para iOS o para Android, uso de IDEs como Xcode, Android Studio o Visual Studio e incluso, como no, creación de videojuegos 3D con Unity. Pruebas reales con proyectos reales de los que realizo en mi día a día, para poner a prueba al iMac Pro y descubrir sus virtudes (o sus debilidades) en un campo profesional que muchas veces no es tenido en cuenta como tal, pero que compete a un montón de disciplinas varias. Comenzamos...
Poniéndonos en contexto
No estoy descubriendo ningún secreto si digo que hace años que existe una sensación de abandono por parte del sector profesional en lo que se refiere a Apple. Profesionales del vídeo, el diseño 3D, autoedición, fotografía o arquitectura, entre otros, no terminan de estar todo lo satisfechos e ilusionados que suelen estar con los productos de Apple. Y lo más triste es que este es un sector de usuarios que históricamente es uno de los más longevos en cuanto al uso de los Mac, defensores a ultranza de la marca y que se han sentido abandonados por Apple y en muchos casos, obligados a pasar a la plataforma PC. Esos usuarios que compraban encantados aquellos Mac Pro de enorme torre y completamente modulares y que ahora no encuentran en Apple el mimo que en tiempos tenían por el mercado profesional al que tanto tienen que agradecer como empresa.
El lanzamiento del Mac Pro 2013 de forma cilíndrica fue un soplo de aire fresco y revitalizador de la ilusión del sector profesional (aunque algunos no terminaran de ver claro el concepto). Pero el sector apostó y, es indudable, que aquellos que poseen este modelo han podido comprobar cómo el equipo es magnífico en muchos aspectos. El problema, como hasta la propia Apple ha reconocido, vendría en que su concepción no era una apuesta de futuro y comenzaron a pasar los años sin que hubiera una continuidad en la renovación del mismo o en el lanzamiento de componentes que permitieran actualizarlo y ponerlo al día.
Al pasar los años (y debido al enorme hermetismo de la marca, que ya conocemos todos) el sector profesional empezó a preguntarse qué pasaba con ese Mac Pro y qué pasaba con ellos mismos. La desaparición de apps como Aperture o el rediseño de los MacBook Pro en 2016 (la gama con Touch Bar) no ayudaron a solucionar esa sensación. El término "Pro" parecía más que nunca un término de marketing en vez de una característica que distinguía el objetivo de mercado de un producto.
Por eso, que en abril de 2017 Apple entonara el mea culpa y hablara de forma sincera con los periodistas, reconociendo sus errores en la apuesta con el Mac Pro 2013, y adelantando el lanzamiento de un iMac enfocado en el mercado profesional y un nuevo Mac Pro modular, fue todo un acierto por parte de la marca. Pero claro, para que las cosas se hagan bien requieren tiempo. Tardamos unos meses en poder ver una versión del iMac con el apellido Pro, que se convertía en la primera workstation todo en uno de Cupertino. Y aún hay que esperar hasta 2019 donde veremos ese ansiado Mac Pro modular al que poder actualizar y cambiar cualquier componente a nuestra voluntad.
Desde el sector profesional del desarrollo, esta capacidad modular es esencial por un motivo simple: la apuesta por parte de Apple hacia ATI como único proveedor de GPUs, donde la carencia de soporte del estándar de cálculo computacional CUDA, es una rémora para los equipos de Apple. Obviamente Apple apuesta por el estándar abierto OpenCL y dicho estándar es más eficiente en chipsets de ATI que en Nvidia (ambos lo soportan, obviamente). Pero CUDA (que es propietario y cerrado) es más potente en muchas tareas de cálculo y en temas como el Machine Learning, CUDA es "el estándar". ATI trabaja en solucionar ese problema con nuevas apuestas como ROCm, una nueva librería que supera ampliamente el rendimiento de OpenCL en Machine Learning, pero aún queda tiempo y trabajo para ello. Y poder usar chipsets Nvidia en los Mac más nuevos, seguro que es algo que muchos persiguen. Hay controladores oficiales para Mac de Nvidia y de CUDA y poder optar a usar la GPU que queramos en un Mac será sin duda algo bien recibido por la ingente cantidad de desarrolladores que hoy trabajan con Machine Learning e inteligencia artificial.
iMac Pro, un nuevo soplo de esperanza
El diseño del iMac Pro es el mismo que el diseño de los iMac 5K de gama no profesional. Pero el uso del color space grey le sienta muy bien y le da ese aspecto más "agresivo" o diríamos "serio" que hace que, aunque parezca una tontería, te lo tomes más en serio. El teclado gris espacial le sienta bien y el ratón también. Aunque en mi caso, acostumbrado al trackpad, el ratón se me hace ahora un poco incómodo (desde que salió, hay un Magic Trackpad en mi mesa para mi propio iMac).
Pero ya sabemos que Apple no solo cuida el diseño exterior, también cuida el interior. Y este parece como el súmmum del diseño de Apple en cuanto al iMac, donde el orden, el buen gusto y la colocación de componentes parece hecha por alguien con un extremado mimo por el detalle. Y además, aporta un extra que es lo más destacable en toda la jornada de trabajo en que pude disfrutar de la máquina: el silencio.
Da igual lo que pidieras: una de las interminables instalaciones de Android Studio con parches y miles de pequeños ficheros, la compilación de un proyecto completo de Visual Studio, el inicio de un simulador iOS de Xcode para arrancar por primera vez, la compilación de una app bastante pesada de recursos ejecutada en varios simuladores de iPad y iPhone a la vez... incluso Unity generando el proyecto para Mac, Windows y Linux de un juego con texturas 4K y gran carga de escenas, música, sonidos y cientos de diferentes assets... intenté ponerle toda la "mala leche" que pude y abusar de él (a nivel desarrollo) todo lo que se me ocurrió: nada... ni un ruido... ni un soplo. El ventilador trasero en los procesos de mayor carga y trabajo lanzaba una leve brisa caliente, algunas partes de la trasera tenían mayor temperatura (por la zona de la CPU)... pero nada que tuviera que ver con aviones en pista listos para el despegue (como mi pobrecito MacBook Pro de 2011).
He de confesar que he probado casi cada equipo de Apple de cada generación en mayor o menor medida (incluso el Mac Pro 2013 cilíndrico) y jamás he visto un ordenador que diera esa sensación de robustez y respuesta ante tal abuso por mi parte, donde por terminar de "jugármela" ni siquiera cerré los programas mientras los iba usando. De esta forma, Unity (que fue el último en probar) hizo su trabajo pesado mientras Xcode 9.3, Android Studio 3.1 y Visual Studio 2018 estaban aún abiertos, además del Simulador iOS con varios dispositivos abiertos a la vez y un par de emuladores Android diferentes también abiertos. Ni se inmutó el iMac Pro. Como un paseo por la frondosidad del Apple Park.
Los IDEs de apps (Xcode, Android Studio y Visual Studio)
Xcode tenía un comportamiento como nunca le había visto. Muy fluido, rápido... Era más rápido de lo que estoy acostumbrado, mejorando los tiempos de un iMac 5K de última generación reduciéndolos en casi la mitad. Las pantallas se abren con "pantallazos", una tras otra. Un gusto. Obviamente hasta que pulsamos en los insignes storyboard que tienen un mayor peso para el sistema. O cuando arrancamos un nuevo simulador desde un estado de inicio o incluso si es la primera que lo hacemos. En esos procesos, el iMac Pro luce, pero ya no tanto. La sensación que te queda al final, usando Xcode, es que va más rápido que lo acostumbrado. Como si tuvieras en un equipo nuevo y vinieras de otro una o dos generaciones por detrás. Lo ves todo más fluido, pero las cosas que cuestan trabajo le siguen costando.
No obstante, sí he de puntualizar que el rendimiento de los playgrounds era bastante notable y ahora casi no había tiempo para que pensara en la recompilación. Por momentos, casi parecía que realmente fuera un intérprete y no una compilación en prototipo. Sin duda una mejora importante.
Android Studio tenía un rendimiento espectacular. Aquí se notaba más el cambio de velocidad. Los emuladores de Android para las pruebas arrancaban al instante gracias a la nueva función de snapshot implementada por Google y la compilación de un proyecto pesado con uso de varias librerías de red y reproducción multimedia, se generaban sin problema. En términos generales, parecía sentarle mejor el iMac Pro que a Xcode.
Visual Studio dejaba unas impresiones similares a Xcode. Lo usé como editor de código para Unity y luego para intentar hacer un juego nativo en SpriteKit pero en C#. También para depurar código de un juego Unity. Se comportó bien, pero la sensación general era similar a Xcode. Mejora, sí, pero nada para volverse loco.
Por lo tanto, aquí he de hacer una puntualización importante porque, usted lector que ahora está emocionado mientras describo una bestia de tan portentosa potencia, debe estar pensado: ¿entonces realmente merece la pena comprarlo si eres desarrollador? Y aquí hemos de hacer una parada de reflexión.
El iMac Pro que estuve probando es el modelo de 8 núcleos cuyo precio de entrada en España (IVA mediante) es de unos 5.500€. Mucho dinero. Obvia decir que los componentes que lleva bien los vale y que buscando otro ordenador con las mismas características en la competencia (incluyendo un monitor 5K de esa calidad) nos daríamos cuenta que el equipo económicamente sale a cuenta con dichos componentes. Merece la pena. Pero la pregunta a contestar aquí es: ¿me merece a mi, desarrollador, el desembolso del coste de dos iMac 5K para la mejora en segundos que voy a recibir respecto a un iMac 5K con disco SSD? (un iMac con disco mecánico o con Fusion Drive es que ni me lo planteo como opción comparativa).
Depende para qué: si vamos a hacer apps porque es nuestro trabajo del día a día y vamos a ser usuarios de Xcode, Android Studio, Visual Studio (o cualquier otro IDE o infraestructura) la mejora está ahí. Pero, ¿vale esa mejora el doble de precio? Según pude comprobar, aproximadamente, un iMac 5K hoy día tardaría entre 1.5 y 2 veces más en realizar el mismo proceso en Xcode (por citar un dato empírico). Eso significa que una Build en Xcode para ejecutar en un iPhone conectado por cable en un iMac 5K, vendría a tardar 40 segundos (siendo un proyecto pesado) y en el nuevo iMac Pro entre 20 y 25 segundos. Cuando abrimos un storyboard con muchos controladores (algo que suele costar) el tiempo también es más o menos la mitad. De 25-30 segundos en abrir, pasamos a 10-15. Es más rápido pero... ¿merece la pena pagar el doble de precio de una máquina por esa diferencia de tiempo? Es una pregunta importante a realizarse.
En mi criterio, y siendo una máquina de una calidad espectacular, creo que la enorme diferencia económica con su hermano menor no merece el desembolso si nos vamos a dedicar, única y exclusivamente, a desarrollo de apps o sistemas backend emulados en nuestra propia máquina. Los 32GB son magia pura, obviamente, y podremos cargar instancias de Docker o máquinas virtualizadas como si no hubiera un mañana, pero aquí es casi más mérito de la cantidad de memoria en sí, obviamente.
Unity, el iMac Pro brilla
Al abrir Unity de pronto me fijé en lo primero que me llamó la atención (probamos el reciente Unity 2018.1f2): el editor corría bajo Metal y no sobre OpenGL. ¿Imaginan lo que es probar un juego 3D en Full HD, con toda la calidad al máximo, desde el propio editor, a 60fps sin pestañear? Eso hacía Unity. Me dejó loco: el juego funcionaba mejor y más fluido de lo que nunca lo había visto en ninguna máquina y ya compilado, ejecutándolo en el mismo editor con el botón Play.
Al entrar en el propio editor del programa, este se movía igualmente a 60fps. Cualquier movimiento de cámara, de personaje, de elemento... cualquier geometría con todas sus texturas se movía con una fluidez y una soltura en la que jamás había visto a Unity. Incluso calculando las luces en tiempo real en vez de las bakeadas (que para variar se habían borrado al cambiar la versión).
Al probar cómo funcionaba Unity, me quedó claro que si vamos a trabajar en desarrollo de videojuegos, aquí sí que hay una diferencia a tener en cuenta. Y si lo vamos a hacer con juegos de realidad virtual, entonces es que no hay ni que plantearlo. Aquí el iMac Pro brilla fulgurantemente. No tiene competidor y sí se nota ese poder de la bestia. Obvia decir, que hasta la menor configuración gráfica de los iMac Pro soportan el uso de gafas HTC Vive para jugar y, lo que nos interesa, desarrollar juegos para realidad virtual.
Sin duda, y tras más de una hora de jugar con Unity y tocar varios aspectos de un juego, generarlo para Windows, Mac y Linux, comprobar el rendimiento, moverme por el editor, depurar código... si estamos trabajando en videojuegos aquí sí os puedo decir que la diferencia vale su precio pues jamás había visto a un programa como Unity (que no lo tengo a nivel de opinión entre los más "optimizados" que haya trabajado) portarse de esa forma. Y no me queda duda (aunque no pudimos probarlo) que Unreal Engine será otro igual.
Si os vais a dedicar en desarrollo a videojuegos 3D de alto nivel, con Unity o Unreal Engine, tirando de capacidad gráfica y de CPU, el iMac Pro es vuestra máquina.
Conclusiones finales
Silencio, sobre todo silencio. Un silencio que transmite la potencia de una máquina de lujo que te demuestra que Apple vuelve a pensar en los profesionales y que este es solo un primer paso. Una máquina que si bien tal vez no demuestra (o no puede demostrar) todo su potencial para con el desarrollo de apps, en cuanto se refiere a videojuegos luce con luz propia y nos hace entender por qué el apellido de "Pro" tras su nombre.
Esta no es una máquina destinada a navegar por internet o usar ofimática. Es una máquina que al igual que en vídeo es capaz de mover 4K sin despeinarse a 60fps, en trabajo 3D da todo lo que puede de sí misma. Huelga decir que si os dedicáis al diseño 3D, infoarquitectura, uso de apps como Maya, Cinema4D, Blender y demás, estoy seguro que irá igual o mejor que motores como Unity.
Notar que hubo momentos que el editor de Unity (por algún motivo que desconozco) se puso a funcionar en OpenGL en vez de Metal (lo veréis en alguna de las capturas) y ahí esa enorme fuerza se disipaba un poco y ya no iba todo a 60fps constantes. Pero estoy seguro que ese problema lo resolverán más adelante en Unity.
Si os dedicáis al desarrollo y lo vuestro son los juegos de alto nivel con gran carga gráfica, incluso en 4K, con gráficos 3D de alto nivel y usando motores de desarrollo, esta es vuestra máquina. Para desarrollo de apps, un iMac 5K convencional con disco SSD no va a ir tan rápido, pero estamos hablando de unas diferencias de tiempo que ya es vuestra conciencia (y capacidad económica) las que tienen que sopesarlo.
Pero sin duda, el nuevo iMac Pro es un ordenador que gana con todo el derecho el apellido Pro, demostrando estar a otro nivel de rendimiento y todo, desde el más absoluto silencio. Bravo Apple.
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