Hace casi cinco años compré mi primer y último iMac hasta la fecha. Aunque ahora mi equipo principal es un MacBook Air M1, siempre he sentido fascinación por el diseño del Magic Mouse 2. Un ratón que desde su lanzamiento en 2015 ha sido denostado por su peculiar forma de carga.
A pesar de ello, este es uno de mis diseños favoritos de Apple de todos los tiempos. Un periférico funcional, cómodo y bonito con el que exprimir un gran equipo que me veo obligado a defender por culpa del absurdo adaptador para cargar y usar el Magic Mouse que vimos hace unos días.
Ligereza, gestos y comodidad del Magic Mouse 2
Reconozco que los primeros días con el Magic Mouse fueron difíciles. Acostumbrado al trackpad de un MacBook Pro de 2011, el cambio al ratón del iMac no fue fácil. En el pasado siempre he utilizado el ratón integrado en un portátil, ya fuera un PC del trabajo o un Mac. Con los días, empecé a tomarle la medida. Tener el ratón a la misma altura que el teclado era, en cierto modo, liberador. Eso sí, te pedía tener más espacio a su alrededor de lo que estás acostumbrado en un portátil.
Pero lo que realmente me terminó de conquistar no fue esa libertad de mover el ratón por una superficie más grande, sin tener que estar anclado a una parte concreta del ordenador. Fueron los gestos con los que uno interactúa con el Magic Mouse y macOS. Es mucho más de lo que me pensaba en un inicio.
Al click principal y secundario, se le unen muchas más funciones de las que había visto en un ratón hasta entonces. Gestos que en el iPhone son tan naturales, en el iMac tenían su equivalente e incluso iban más allá: deslizar a izquierda o derecha para avanzar en una web, tocar dos veces para hacer zoom, desplazarse entre apps a ventana completa, deslizar los dedos hacia arriba para invocar Mission Control e incluso tener el Launchpad de apps a mano.
El acompañamiento del Magic Mouse a una pantalla de 21,5 pulgadas fue total. Empecé a trabajar más que nunca con pantallas divididas y espacios, coincidiendo con algunos proyectos que me surgieron en esa época. El Magic Mouse iba como anillo al dedo a un equipo con tantas posibilidades.
La polémica carga de un ratón con una alta autonomía
Sin duda, la mayor crítica al Magic Mouse 2 ha sido su sistema de carga. Para ello, tenemos un puerto Lightning en la parte inferior del ratón al que conectar un cable equivalente. Conectarlo supone no poder utilizar el Magic Mouse 2 hasta que decidamos que ya tiene suficiente carga, perdiendo un tiempo que para algunos es precioso.
Para mitigar esto, Apple le dio un sistema de carga rápida en el cual dos minutos bastaban para nueve horas de uso. Cargarlo por completo requiere dos horas, con más de un mes de uso oficial (me he pasado varios meses sin acordarme de cargarlo). Sinceramente, nunca he entendido esta crítica a la que algunos se agarran para desecharlo como un mal producto (y cosas peores).
¿De verdad no puedes prescindir dos minutos de tu ratón? Puedes aprovechar para levantarte, estirar las piernas, completar tus horas de "De pie" en el Apple Watch, beber agua o tomar un café (o una tila). Me resulta totalmente exagerado no poder prescindir de esos 120 segundos delante del iMac. Tal vez ese no sea el verdadero problema.
A pesar de ello, el Magic Mouse se ha convertido en un meme, gracias a la colaboración de incontables influencers tecnológicos y usuarios de todo tipo. Una burla común en internet para señalar el fracaso de los diseños de Apple por parte de los negacionistas de Jony Ive. La excusa para denostar a uno de los genios del diseño en nuestro tiempo, que pasó del amor al odio del público en un abrir y cerrar de ojos.
Puede que ya no vaya a utilizar ese Magic Mouse de mi iMac nunca más. Pero de lo que no tengo duda es que durante unos años tuve un ratón que aunaba una gran funcionalidad en un diseño excelente.
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