La llegada de los nuevos MacBook Pro ha hecho que muchos aprovechen para renovar su máquina. Yo entre ellos: hace unas semanas me llegó mi M3 Pro que compré unos días después de la keynote. En mi caso, mi último Mac era un MacBook Pro de 2016 (el primero con Touch Bar, Intel obviamente), pero muchos es posible que vengan de otros modelos – como los MacBook Air o incluso de un modelo aún anterior.
El cambio de forma también necesita cambiar la forma en la que transportamos nuestros dispositivos, o quizás busquemos renovar la mochila que nos acompaña en nuestras aventuras. Justo cuando Harber me envió la unidad de revisión del modelo del que os hablo hoy, partía de viaje hacia Francia para visitar los laboratorios de seguridad de Apple. Así que aproveché el momento para ponerla a prueba en un viaje relámpago, pero que necesitaba de algo más de espacio que simplemente llevar el portátil.
Materiales para resistir
El diseño de la nueva mochila Harber Classic Rucksack es – como suele ser habitual en la marca – muy clásico pero con toques minimalistas. Los nuevos colores también son bastante tradicionales pero le dan ese toque extra que complementa el aspecto del modelo. En el caso de la unidad de prueba, es el color "Mocha" - un marrón algo subido de todo - que le da cierto aspecto retro aunque puesto al día.
El material está fabricado especialmente con tela de botella de plástico 100% reciclado y presenta una textura que repele el agua. Este material se seca con rapidez, protegiendo lo que tengamos en el interior. La parte superior y solapas están hecha en cuera plena flor por expertos artesanos en España, y se mueve con facilidad teniendo un tacto muy agradable.
Otro de los materiales que me ha gustado mucho es la parte de las correas de hombro, flexibles y sobre todo muy bien acolchadas en caso de que llevemos algo de peso en la mochila. En mi caso, llevaba el MacBook Pro de 14” y también algo de ropa para pasar dos días en París. Neceser de aseo, otro con los inevitables juegos de cables para el portátil y cargadores para los dispositivos, y algunas cosas más. A pesar de andar mucho con ella, en ningún momento me pareció incómoda en la espalda.
Si viajáis con ella como complemento a una maleta, imprescindible la gran solapa posterior para encajarla en el asa y poder llevarla sobre ella en los viajes. También he podido probarla de esta forma y la mochila se mantiene muy firme sobre la maleta – la base es algo rígida y eso ayuda mucho – y cuenta con buena fijación contra el asa que es poco holgada.
La parte delantera no tiene ningún bolsillo adicional como en otros modelos, ya que la para superior de la mochila la cierra con unas hebillas de aluminio – que por cierto, están hechas a medida para esta mochila – mediante un enganche magnético que además encaja en unos pequeños botones muy discretos. Es decir, no hay que sacar la cinta de las hebillas, ya que con un simple gesto se desacopla magnéticamente sobre los botones y se puede abrir fácilmente
Se incluyen una correas delanteras ajustables por si queremos compactar más los cierres (en mi caso no los he necesitado), pero los ajustes de las correas con hebilla me parecen bastante seguros. Para evitar que el contenido del interior pueda salirse, la bolsa interior está perimetrada con dos solapas horizontales que se cierran con una cremallera. En caso de usarse este cierre, siempre queda hacia el interior y no es visible desde fuera (ni accesible).
Los laterales quedan sin cerrar pero el propio cuero hace algo de presión para evitar pérdidas, que al cerrarse mediante las correas de hebillas quedan firmemente sujetos. En mis viajes, incluso poniendo la mochila en horizontal en las zonas de equipaje de avión o tren, no he tenido problema de que se haya salido nada (teniendo cosas, como el Apple Pencil, muy pequeñas y susceptibles de ello).
Hay dos bolsillos “ocultos” en los laterales en los que no había reparado cuando me llegó la mochila. Están situados en las partes internas de los laterales pero se accede justo en las costuras que cierran los ángulos traseros. Son fácilmente accesibles al desmontarnos una de las asas de la mochila con la mano contraria, y sirven para tener a mano cosas que necesitamos sin acceder al interior.
En uno de los lados se encuentra un llavero magnético para poder tener un juego de llaves bien localizado y accesible, el otro es un bolsillo al uso para documentación o incluso para pequeñas carteras o similar. Este modelo no cuenta con solapas laterales para llevar botellas de líquidos o paraguas, algo que no hubiera sido mala idea (aunque hubiera cancelado el lugar de estos bolsillos, que también son útiles).
Interior todoterreno
La mochila no es muy grande. Se puede ampliar la envergadura mediante unas tiras superiores que pueden anclarse en varias posiciones, y permiten ampliar el tamaño de la apertura superior y consiguen ganar algo de espacio en la zona de arriba (convirtiendo la mochila en una forma algo más rectangular, menos “trapecio”). Para el día a día no veo necesaria esa ampliación, pero para un viaje de una noche, me vino bien ganar este espacio extra por ejemplo para que el neceser de aseo sea fácilmente accesible en el control de seguridad del aeropuerto.
Los dientes de las cremalleras son antirayaduras, lo cual quier decir que vienen protegidos por unas solapas laterales que acompañan al cierre y apertura del enganche para que no rocen nuestros dispositivos. Esto nos permite llevar el portátil o el iPad muy bien protegido en esta mochila. En el modelo de 14”, incluso podremos utilizar una funda ajustada para MacBook ya que hay espacio para ello.
La propia Harber fabrica una funda de cuero fina para MacBook que funciona muy bien para proteger nuestro portátil y también transportarlo dentro de una de estas mochilas. Se acopla muy bien al portátil (hay de varios tamaños) y tiene un interior con un tejido que lo protege antirayaduras.
El compartimento para portátiles (o tabletas) es muy fácilmente accesible aunque tengamos la mochila llena y además está muy bien acolchado para protegerlo de los pequeños golpes típicos de los viajes o el día a día. En mi experiencia, un portátil de 13” o 14” cabe perfecto, pero un modelo más grande (como un MacBook Pro de 16”) iría algo justo sobre todo al cerrar la cremallera superior de la mochila – todo depende de su envergadura.
Bajo la solapa de hebillas hay un bolsillo magnético que según el fabricante se indica para guardar de forma segura el móvil o similar. Está muy bien pensado ya que el cierre es cómodo y sólo se puede acceder con las hebillas abiertas (ambas) y la solapa superior abierta – con lo que no deja de ser seguro. Internamente, hay otro bolsillo similar pero esta vez con cremallera.
Un buen compañero para nuestro MacBook y nuestros dispositivos Apple
Esta mochila tiene el tamaño perfecto para el día a día, pero también puede utilizarse para pequeños desplazamientos y tenerlo todo ordenado y recogido en un diseño discreto, funcional y bonito con cierta estética retro. No se descuida la comodidad, con un muy buen agarre con las asas acolchadas. Hubiera sido buena idea contar con algún bolsillo magnético de la marca o alguna sujeción para botellas o paraguas de fácil acceso.
Sin duda destaca la calidad de materiales, la fabricación en España y la resistencia y diseño que ya es parte de la marca. Eso quizás hace que su precio sea algo más elevado que el de una mochila convencional (€408,95 euros), pero sin duda estamos pagando también por ese extra de diseño y calidad que hará que nos dure más.
Para quien busque tanto un campañero de viajes de calidad, como un accesorio a la maleta o una mochila para el día a día, esta mochila clásica de Harber es capaz de adaptarse a estas situaciones y proteger a su vez nuestros dispositivos Apple: muy pensada para los MacBook, los iPad, con huecos para el Apple Pencil y lugares perfectos para los AirTag y el resto de nuestros accesorios – con los que encaja tanto en diseño como en funcionalidad.
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