Como tantísimas otras personas, trabajo cada día un mínimo de ocho horas y lo hago sentado frente a una pantalla. Lo hago desde casa generalmente, aunque daría igual que fuese a una oficina porque seguiría haciendo lo mismo. La ventaja que en mi caso tiene teletrabajar es que puedo decidir qué mobiliario usar y presentí que un escritorio elevable sería de utilidad para acabar con los dolores de espalda. Y vaya que lo fue, aunque tampoco fue sencillo.
Los también conocidos como standing desk por su nombre en inglés son en esencia escritorios corrientes con la particularidad de que permiten regular su altura, pudiendo así adaptarlo tanto a la silla cuando estamos sentados, como a nuestra propia altura cuando lo hacemos de pie. En mi experiencia ya te adelanto que es algo que me ha venido bien, aunque también tengo algunos consejos para quienes, como yo, piensen en este mobiliario como su posible solución a los dolores cervicales.
Lo de que Tim Cook usa un escritorio elevable no es broma
Que haya citado al mismísimo CEO de Apple en el titular no es casual. Hay documentos gráficos que demuestran que Tim Cook trabaja con un escritorio alto. Sin ir más lejos, se puede apreciar en las fotos que se le tomaron para una entrevista con Vanity Fair (en la que, por cierto, posó por primera vez con un Vision Pro puesto).
No se sabe a ciencia cierta si es un standing desk realmente o si, como parece por el ángulo, es una barra de altura fija pegada a la pared. En cualquier caso, imagino que no son pocas las horas que un tipo como Cook se pasa en el despacho y ver que en su mobiliario hay un escritorio con el que trabajar de pie da muestras de que tan mala idea no es.
Personalmente me considero un entusiasta de los productos de Apple, aunque no hasta ese extremo de comprarme un escritorio sólo porque el CEO de la compañía lo usa. Sí debo reconocer que fue uno de los detonantes de que me decidiese a ello, ya que llevaba tiempo con la idea y nunca había dado el paso.
Contexto y por qué necesitaba un standing desk
Tal y como explicaba en el punto anterior, llevaba ya un tiempo dándole vueltas a comprarme un escritorio elevable. Por experiencias de conocidos cercanos, sabía que eso de trabajar de pie daba un toque diferente a las muchas veces monótonas jornadas de trabajo, a la par que suavizaba los dolores de espalda producidos, entre otras cosas, por pasar toda esa jornada sentado en una silla. Una silla que, por buena que sea, acaba pasando factura.
En mi caso, no sólo ver a Cook me animó. Lo que me hizo dar el paso fue un grave problema de espalda que me afectó durante varios días, dejándome literalmente doblado sin poder encontrar una postura cómoda que no fuese tumbado totalmente boca arriba (y ni con esas desaparecía del todo el dolor). Lógicamente cambiar de escritorio no iba a ser la cura, pero una vez que acudí al médico, traté con un fisio y demás, cambiar el hábito de trabajo diario era clave para evitar que se volviese a reproducir.
Antes de contarte qué buscaba exactamente y cómo fue esa búsqueda, creo que conviene que me detenga antes a contarte que hay varios tipos de standing desk:
- Escritorio completo motorizado y que incluye tanto un tablero, como un soporte motorizado con altura regulable.
- Escritorio completo motorizado con memoria y que incluye tanto un tablero, como un soporte motorizado con altura regulable y que permite grabar varias alturas para que, con sólo pulsar un botón, el escritorio se regule a esa altura cada vez.
- Escritorio completo manual que tiene también tablero y soporte para regular la altura, aunque con manivela que debe girarse a mano para regular la altura.
- Soporte motorizado que básicamente son las patas de la mesa y un motor con el que elevar un tablero que deberemos tener aparte. Dentro de estos podrá ser con o sin memoria.
¿Y que quería yo? Pues justo ese último. Ya tenía un tablero que, a modo curiosidad, diré que es en realidad una encimera de cocina, pero de buena calidad y cumpliendo perfectamente con lo esperado en un escritorio de despacho. Lo había comprado hace menos de dos años y lo cierto es que me daba pena deshacerme de él. Sobre todo porque por sus dimensiones encajaba perfectamente en la sala de casa que tengo empleada a mi despacho.
Así, mi idea era la de desmontar las patas que tenía mi escritorio y montar unas que comprase aparte y que tuviesen motorización para así regular rápido la altura e ir combinando horas de trabajo sentado y de pie.
Y empezó mi frustrante búsqueda…
Debo empezar esta parte reconociendo que era un auténtico inexperto en lo que a este tipo de mobiliario se refiere. Conocía esos tipos de escritorios que comentaba anteriormente, pero poco más. Ni siquiera tenía una idea más o menos clara de cuánto me podía costar. Y pese a que esto lo consideraba una inversión en salud como puede ser un colchón o la propia silla de trabajo, tampoco quería volverme loco y pagar de más.
Mi presupuesto máximo (y ya era muy elevado) se fijó en 450 euros. Si encontraba algo por ese precio y de verdad estaba justificado su precio por calidad, lo pagaría con gusto, aunque preferiblemente esperaba encontrar algo de calidad a mucho menor precio. El caso es que la búsqueda empezó a ser infernal al poco de empezar.
En un artículo para Xataka ya conté todos los pormenores de esta angustiosa búsqueda, por lo que tampoco quiero extenderme demasiado. Sí diré que inicialmente pedí recomendaciones a compañeros de trabajo en Webedia y todos me dieron opciones muy interesantes que se podían comprar online y con precios que se ajustaban a ese presupuesto máximo. Sin embargo, el principal problema fue que por dimensiones, ninguno me servía para mi tablero.
No me preocupé mucho de primeras porque el fin de semana siguiente tenía pensado visitar en persona varias tiendas. Desde las grandes y populares superficies como Ikea o Leroy Merlin hasta otras menos conocidas. Curiosamente, en ninguna de ellas vendían sólo el soporte motorizado. Sí lo vendían online en algunas, pero no en tienda. En casos como el de Leroy Merlin era a través de su marketplace y no directamente a ellos, sino a un vendedor de terceros. Así, acabé aquel día con el estómago lleno tras deleitarme con los clásicos perritos calientes de Ikea, pero con las manos vacías por no llevarme mi ansiado soporte para standing desk.
La búsqueda continuó online y tal fue la frustración que llegué a plantearme cambiar de idea y apostar por un escritorio completo. Me encontraba cosas sin sentido como que el soporte me saliese más caro que el pack completo y, en esa tesitura, no veía mal comprar un escritorio elevable completo, desmontar sus patas y después colocarlas en mi tablero. Esa opción se veía tediosa y me obligaba a tener un tablero de más que seguramente hubiese acabado tirando a la basura, pero es que no veía salida al dilema.
Por suerte, una buena amiga que me acompañó en todo el proceso dio con el que a la postre sería el definitivo y en un lugar que, lo juro, me había recorrido (casi) enterito: Amazon. Se trataba de un pack motorizado con memoria, sólo con las patas y con un precio muy inferior al que me había imaginado: 149 euros. Si entras ahora lo verás a 199 euros y no es que sea un error, es que es su precio. Sin embargo, mantenía (y aún mantiene al momento de escribir estas líneas) un cupón del 25% que me lo dejó en esos 149 euros. Chollazo.
Radlove Marco de escritorio de altura ajustable con motor dual y patas ajustables para mesa de 120 a 178 cm, con 4 controles de memoria, capacidad de carga de 120 kg (negro)
El montaje fue muy sencillo, aunque tuve que pedir ayuda
Aquel pack que al final compré no era de una marca muy reconocida (o al menos yo no me la había cruzado antes). Se llama Radlove y envía estos soportes desde Alemania con un plazo de alrededor de siete días. Me hubiese gustado que fuese más instantáneo, pero tampoco tenía demasiada prisa y tuve suerte de que se adelantó un par de días.
Cuando me llegó pude comprobar que estaba muy bien embalado y que contaba con unas instrucciones muy intuitivas. Tanto que incluso alguien con fobia al bricolaje y odio a las instrucciones lo entendió. Eso sí, pedí ayuda en cualquier caso porque para levantar el tablero y demás, dos personas lo hacen mucho mejor que una.
Lo que más me costó fue desmontar las anteriores patas que tenía el tablero. Por si tienes curiosidad, eran las Närspel de Ikea, que son muy bonitas y muy estables, pero tienen un atornillado hecho por el mismísimo demonio. De hecho, diría que la mitad del tiempo empleado (unas 3 horas) fueron dedicadas a ese desmontaje.
Respecto a la calidad del producto, decir que estoy plenamente satisfecho. Sus patas son robustas, aportan estabilidad en cualquier altura y encima no sólo me permite ir regulando la altura manualmente, sino que también admite la posibilidad de guardar cuatro posiciones para que, con sólo darle a un botón, se regule a esa altura.
Primeros usos del standing desk y una sensación incómoda
Una vez probamos que todo iba bien, que el tablero se mantenía estable y no había ningún tornillo suelto, tocaba ya pasar a la acción. No fue el mismo día del montaje, pero sí al siguiente cuando me puse por primera vez a trabajar en él. Mi primera sensación al trabajar de pie fue de decepción. Tras una búsqueda tan frustrante, haber invertido un dinero en ello, haber esperado casi una semana el paquete y haber estado la tarde anterior montándolo, resulta que no me sentía cómodo.
Ahora que ha pasado el tiempo debo decir que es una sensación que, al parecer, es completamente normal. No es que haga falta una ingeniería y un master para ello, pero dar con la altura perfecta a la primera no es fácil. Aquella primera mañana me la pasé jugueteando con el escritorio y probando diferentes alturas, teniendo cada vez menos esa sensación de incomodidad que, dicho sea de paso, también se veía aumentada por lo extraño que resulta realizar ciertas tareas de pie cuando uno se acostumbra durante años a hacerlas sentado.
La verdad es que no llevé la cuenta, pero diría que no fue hasta el segundo o tercer día que ya di con una posición cómoda. También entre medias influyó que cambié de Mac, pasando de aquel iMac de 21,5" que ves en las fotos a un Mac mini M2 Pro con un monitor LG de 32". Así que al final tanto cambio provocó que aumentase esa sensación de extrañeza y tuviese que tener paciencia en acomodar tanto mi cuerpo como mi cerebro.
Integración en la rutina y mejora de la salud cervical
Con el paso de las semanas me he dado cuenta de que hay algo clave para que un standing desk sea funcional y no nos sintamos incómodos u obligados a utilizarlo. Es simple y llanamente usarlo durante un tiempo razonable y ante determinadas tareas. Cada trabajo es un mundo y cada cual tiene sus circunstancias. En el mío, hay ciertas tareas que invitan más a estar sentado y relajado, mientras que otras son más rutinarias y sencillas, y realizarlas de pie no genera inconveniente.
Al principio lo que más me costaba era hacerme con el teclado y permanecer varios minutos seguidos escribiendo sin sentir una molestia en las manos o brazos. Al final, como decía anteriormente, todo es darle tiempo e ir acomodando también el teclado hasta dar con un punto perfecto.
Tampoco es conveniente trabajar de pie muchas horas. Lo más razonable es dividirlo en una proporción de alrededor del 70% (sentado) 30% (de pie)
Respecto a lo del tiempo que paso de pie, decir que al principio me empeciné en dividir la jornada a partes iguales. Mitad sentado y mitad de pie. Y realmente no tiene por qué ser así. Un par de horas al día basta y si son intercaladas, mejor. Es decir, empezar el día trabajando sentado como de costumbre, a media mañana elevar el escritorio para estirar un poco las piernas, retomar después de un rato la silla y luego a última hora de la tarde regresar al trabajo de pie con tareas menos exigentes.
No por trabajar más horas de pie nos va a ir mejor. La idea de este tipo de escritorios es la de no alargar tanto las jornadas sentado y con eso cumplen de sobra. Así que no es cuestión tampoco de regularlo para estar de pie cinco minutos al día, pero tampoco como para estar horas y horas así. No olvidemos que al final estar de pie también es cansado.
Respecto a la espalda, pues sí, noto mejoría, aunque dentro de un cierto contexto. Mis malas posturas durante años sumado a una época de mucho sedentarismo me han pasado factura y debo cuidarme mucho. En cualquier caso, noto muchísimo la mejora al final de la jornada, dado que antes acababa con la espalda machacada y ahora hay días en que ni una leve molestia.
De igual modo, sí debo decir que al final de nada sirve todo esto si no se combina con deporte, algo que cualquier experto puede asegurar también. Yo no es que tenga una altísima intensidad en mis ejercicios, pero trato de mantenerme en forma dando largas caminatas con mi perro o en casa cada día con ejercicios como flexiones, abdominales o levantando pesas (las que se ven en las fotos no son por postureo, las uso de verdad).
Ahora sólo me quedan algunos pequeños reajustes. Básicamente dejar bonita la estancia. Y es que, como ves en algunas fotos, mantengo aún mi viejo iMac en el escritorio, pero no tengo aún claro que vaya a ser su sitio definitivo. De igual modo tengo pendiente comprar una cajonera más acorde, pensar qué hacer con la pared y si retirar los plafones acústicos que en su día me sirvieron para aislar el ruido cuando grababa un podcast diario.
Aunque si hay algo que me trae dolores de cabeza es el cómo esconder los cables. Hay estupendas canaletas y otros elementos que sirven para pegarlos en la parte superior del escritorio o en la pared para que no den tanta sensación de desorden. Sin embargo, el hecho de que el escritorio sea elevable juega un poco en contra, dado que he de medir bien todo para no cargarme ninguno cuando suba o baje el escritorio.
Cuándo y a quién recomiendo la compra de un standing desk
Llegados a este punto, sería un giro de guion importante decir que no recomiendo en absoluto este mobiliario. Y mira que soy fan de los plot twist, pero me temo que no lo hay en este caso. Lo recomiendo ciegamente, siempre y cuando se cumplan una serie de circunstancias similares a las mías.
La primera es que seas tú quién tenga ese poder de decisión. Si trabajas en una oficina, entiendo que tendrás que limitarte a lo que los responsables de la empresa manden. Si trabajas en casa, también dependerá de tu espacio de trabajo, de tu economía doméstica y de cuántas horas dediques a trabajar sentado. Porque sí, puede ser muy cuqui un escritorio de este tipo, pero comprarlo sólo por adornar el despacho no tiene demasiado sentido (aunque allá cada uno, por supuesto).
Ahora bien, si trabajas muchas horas sentado, e incluso si no has tenido problemas cervicales, un standing desk puede serte de mucha utilidad. Evidentemente recomiendo mucho el mío porque la calidad-precio está siendo inmejorable, aunque si exploras otras opciones que te sean acordes, no te diré que ninguna de ellas esté mal.
Eso sí, elegir bien el tipo de standing desk comprar es importante. Si tienes ya un tablero como yo, el soporte es lo idóneo, y si no cualquiera que te encaje en diseño y precio con el rincón en el que lo vas a colocar. Sobre si tiene memoria o no, personalmente no lo veo tan crucial. En su momento no le di importancia y es cierto que es positivo, pero si la diferencia de precio entre comprarlo con memoria o no es grande, sinceramente creo que no merece la pena.
Ahora bien, escoger que sea motorizado sí lo veo importante. No es que sea el mayor drama del siglo tener que regular la altura a mano con una manivela, pero sinceramente creo que merece la pena optar por uno motorizado por lo tedioso que resulta lo otro. Curiosamente, la diferencia de precio entre escritorios con manivela o motor no era muy alta, al menos en los modelos que vi. Por tanto, salvo que tengas un presupuesto sumamente ajustado, creo que merece la pena ese extra por llevártelo automático.
En lo que finalmente quiero hacer hincapié, si es que no lo había hecho suficiente, es en la importancia de no fiarlo todo al escritorio y hacer también deporte. En el gimnasio, en una cancha de fútbol o baloncesto, corriendo por el monte, haciendo aeróbic… Da igual. Lo importante es mantenerte en forma y, por supuesto, visitar a un fisio si realmente tus problemas de espalda son severos.
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