Prácticamente todos tenemos esa habitación en casa a la que no llega bien el Wi-Fi. La distribución de muchos hogares hace que el router se instale en una punta del mismo, condenando inevitablemente a la otra a vivir en un mundo sin conectividad más allá de los datos móviles. Ya no hablemos de si tenemos varias plantas.
Si ya has probado los consejos para mejorar tu velocidad pero no funciona, soluciones hay, pero suelen costar dinero. Repetidores, routers nuevos, ampliar la instalación… está genial, pero no todo el mundo puede permitírselo, o simplemente no le apetece utilizar sus ahorros en eso. Por ello, hoy te traemos tres dispositivos que es probable que tengas en casa y que podrás utilizar como auténticos repetidores.
Un teléfono móvil usado (aunque no un iPhone)
Seguro que tienes guardado en algún cajón cogiendo polvo un teléfono viejo que ya no uses, bien sea tuyo o de un familiar. ¿Aue no sabías que puedes utilizarlo de repetidor? Siempre es un mejor uso que tenerlo muerto de la risa en un armario hasta que te olvides de su existencia.
Son muchos los métodos para llevarlo a cabo, y depende en gran medida del modelo de terminal que tengas, por lo que te recomendamos consultar el proceso específicamente para tu smartphone. Hay quien adquiere un adaptador y le conecta un cable Ethernet y funciona, alternativas más modernas que permiten compartir una red Wi-Fi gracias al Bluetooth del teléfono, etc. Al ser Android un sistema operativo que utilizan gran cantidad de fabricantes, ni las funciones ni sus características son iguales, por lo que habría que ir viéndolo caso por caso.
Un Mac viejo que ya no uses
Del mismo modo que el teléfono, seguro que tú o un familiar tenéis un Mac por ahí que ya no utilicéis. Puede ser tanto un sobremesa como un portátil, aunque estos últimos ocupan menos y pueden ser algo más prácticos, aunque el resultado entre ambos será idéntico. Por ese aspecto no hay que preocuparse. Lo suyo sería utilizar una tarjeta de red dedicada, pero eso ya es, como se suele decir, a gusto del consumidor.
En el Mac, tendrás que ir a los Ajustes, buscar la opción de Compartir y darle a Compartir internet. Ahí tendrás que seleccionar la red Wi-Fi que tengas en tu casa, y ya estaría. Funciona como todo un repetidor, y lo mejor es que puedes moverlo con facilidad por toda la casa en función de las necesidades que tengas en cada comento.
Router viejo: la opción más razonable
Normalmente cuando te cambias de una compañía a otra, te piden que devuelvas el router que te prestaron al momento de realizar la instalación. Sin embargo, en ocasiones no es necesario, o sí lo es pero no se acuerdan o no te lo comunican, y lo más probable es que lo metas en un armario y te olvides de él. Bueno, pues también le puedes seguir dando uso.
El único problema que tiene esto es que necesitarás conectarlo por cable a tu router principal. Si tienes uno largo no hay problema, pero sino, pierde un poco de sentido al tener que situarlos uno junto al otro. Lo mejor sería ir a una ferretería y pedir un cable de 15 o 20 metros de largo, camuflarlo un poco y ponerlo lo suficientemente lejos como para que el sistema tenga razón de ser. También los hay en Amazon por 16,79€. No te costará mucho y el cambio en la experiencia puede ser como el día y la noche. Además, seguramente sea la opción que mejor funcione de las tres, porque este aparato está específicamente pensado para cumplir esa función, a diferencia de un móvil o un ordenador.
Como puedes ver, no son pocas las posibilidades que tenemos para mejorar el alcance de la conectividad Wi-Fi en nuestra casa sin necesidad de invertir mucho dinero, o directamente gratis. Eso sí, quizás antes de nada te compense hacer una llamada a tu compañía. No suele ser lo habitual, pero si eres un cliente de hace muchos años y les presionas un poco, quizás te envíen un repetidor. Este redactor conoce de algunos a los que les ha funcionado.
Imagen | Misha Feshchak
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