Creo que ha llegado el momento de decirlo, sin ningún tipo de matiz. Creo que la predicción que dijo hace tiempo Steve Jobs, aquella en la que decía que los ordenadores iban a convertirse en los "camiones" que sólo iba a necesitar un sector muy determinado y profesional de personas, ha llegado. Como mínimo, en cierto modo.
Lo digo con tal confianza después de haber renovado mi iPhone 7 por un XS y comprobar cómo su rendimiento es tal que incluso lo prefiero antes de recurrir a usar a mis ordenadores Mac de 2012 y 2014 respectivamente para ciertas tareas. Tareas que hasta ahora consideraba mejor hacerlas en el Mac.
El Mac: necesario, pero como complemento
Por supuesto ese no es el caso para el usuario profesional, esto tiene que quedar claro. Un editor de vídeo, de fotografía o de audio no puede considerar su iPhone como dispositivo principal. Tampoco puede hacerlo un desarrollador, o un diseñador. Pero sí que ha habido un cambio de enfoque: incluso esos profesionales, en mayor o menor medida, se están dando cuenta que pueden apoyarse casi completamente en el iPhone para su vida personal. Los Mac se quedan como mera herramienta de trabajo. Lo ocioso y lo personal en iOS, mientras macOS se usa en pura jornada laboral.
Eso está ocurriendo a mucha mayor escala con gran parte del mercado, es algo que puedo comprobar cuando hablo con los usuarios generales día tras día en mi trabajo. No hablo de tirar los ordenadores a la basura, sino de centrar todo lo que hacemos a nivel digital en el smartphone.
Para quien no tiene necesidades especiales o concretas, el Mac se ha convertido en una extensión del iPhone. En lo que utilizamos cuando tenemos que escribir algo largo y la comodidad del teclado físico y el cursor del ratón prevalecen. Lo mismo podemos decir con el iPad: es la extensión del iPhone para cuando queremos ver algo, leer algo o jugar a algo en una pantalla más grande.
Dicho de otro modo: los iPad y los Mac tienen su razón de ser, pero ahora el Mac ha dejado de ser el centro. Ahora todo (Mac, iPad, accesorios, domótica) gira en torno al iPhone. Con el iPhone XS, ya podemos gastar más dinero en un iPhone que en un Mac. Ya vemos cómo los benchmarks empiezan a superar a moles como el iMac Pro en tests single core. Lo que guardamos en nuestro bolsillo es mucho más eficiente que lo que tenemos encima de la mesa.
Cuando lo enfocamos así, hay muchas piezas del puzzle que encajan. Sí, el iPhone es caro lo mires como lo mires, pero si éste se convierte en el dispositivo principal de tu vida deja de serlo tanto. Ya no es un accesorio carísimo, sino que es tu dispositivo principal. Que sigue siendo caro, pero que ahora sea el que mande es lo más importante.
Visto de este modo, pasas de gastarte más de 1.500 euros en el Mac a hacerlo con el iPhone, para que escatimes más presupuesto en ese Mac. Puedo poner mi propio caso personal como ejemplo: hace 6 años me compré hasta 3 Mac, gastándome un dineral. Y sí, me siento delante de un Mac 8 horas diarias para trabajar, pero aún así tengo claro que pasaré a tener sólo uno. Y no va a ser ni mucho menos un tope de gama.
Y hay que pensar en el futuro, que no deja de dar señales de que seguirá esa tendencia. Si ya hemos llegado a estos niveles de potencia, ¿qué benchmarks podremos ver en los iPhone que se lancen en el año 2020? ¿Y en los de 2025? La idea de colocar el iPhone en una base de carga de nuestra mesa de trabajo y poder ejecutar macOS con la ayuda de una pantalla mayor deja de tener limitaciones físicas.
Pero todo eso ya depende de los planes que tenga Apple a largo plazo. Pero sean cuales sean, e incluso cuando otras divisiones de Apple como la de accesorios o la de servicios ganando terreno a la del iPhone como responsable principal de ingresos, algo me dice que el iPhone va a seguir convirtiéndose cada vez más en el centro de nuestras vidas.
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