Quise ser CEO de Apple y no se me ocurrió otra cosa que empezar a seguir la rutina de Tim Cook, el actual máximo mandatario de la empresa californiana. Bueno, en realidad no. Lo que realmente llevo un tiempo queriendo es cambiar mi rutina diaria por múltiples objetivos. El fundamental es sentir que acabo el día aprovechando el tiempo y pudiendo haberle dedicado horas del día suficientes tanto al trabajo como a otras actividades personales. El segundo, ganar en salud física y mental.
En esa búsqueda de inspiración me topé con muchas experiencias y los confesados hábitos de Tim Cook son uno de los más interesantes. En ellos encontramos elementos como una dieta equilibrada y un estricto horario de trabajo que empieza de madrugada y que exige de pegarse un madrugón histórico. Y sí, lo he aplicado a grandes rasgos, aunque ya te adelanto parte de la conclusión: no hay que seguir todo a rajatabla, sino adaptar la rutina a ti.
Empecé a las 5 de la mañana, pero me duró poco
A Tim Cook le gusta presumir de que "la madrugada es tuya" y eso empecé a hacer yo, aunque de una forma menos exigente, todo sea dicho. Cook reconoce levantarse entre las 3.45 y 4.00 de la mañana. Yo en cambio opté por estirar algo más la madrugada y levantarme a las 5.00, haciendo honor a ese popular libro de productividad titulado 'El club de las 5 de la mañana'.
Debo partir diciendo que no me suele costar madrugar. No me levanto dando botes de alegría precisamente, pero lo cierto es que una vez que suena el despertador, me cuesta poco ponerme en pie, sea la hora que sea. Sin embargo eso de las cinco de la mañana me pareció too much.
Y no tanto por mí, sino más bien por cómo son los horarios en España. Afortunadamente tengo un horario flexible en mi trabajo y además lo hago en remoto desde casa, aunque me gusta coincidir con mis compañeros el mayor número de horas posibles. El hecho de levantarme tan temprano me exigía entrar antes a trabajar o ampliar ese lapso entre que me levanto y comienzo mi jornada laboral. Opté por eso último, pero al final se me hacían eternas las horas y entraba a trabajar con demasiada pereza.
Por tanto, tardé poco en cambiar el hábito y comenzar a levantarme entre las 6 de la mañana y a veces incluso antes. No es el madrugón del siglo, pero entrando a trabajar a las 8 de la mañana y haciéndolo desde casa, no es una hora por la que generalmente apuesten otras personas y ni yo mismo en el pasado. Por tanto, toma relevancia en eso del "método Cook", con un buen lapso de tiempo para hacer otras cosas.
Trabajo nada más empezar el día: sí, pero sin pasarse
La primera gran ventaja que obtengo despertándome antes de mis amigos, familiares y compañeros de trabajo es que me siento completamente aislado de mi entorno y eso es bueno. No lo sería de forma constante, pero tener unas horas del día sin notificaciones y otras distracciones, lo cierto es que invita al relax y a la productividad.
Es bien sabido que el CEO de Apple revisa y responde emails al poco de levantarse, mientras toma su taza de café. Yo reconozco que tardo algo más en ponerme frente a una pantalla. Por salud visual, pero también mental. De ahí que no sea hasta que ya tengo mi café a medias que tomo mi iPhone o iPad y, entonces sí, me pongo a "trabajar".
Y entrecomillo aquello de trabajar porque, aunque esté estrechamente relacionado, no es una tarea exigente por sí sola. Básicamente reviso la actualidad tecnológica y del mundo Apple en diferentes feeds de noticias, así como redes sociales, donde tengo configuradas listas en las que incluyo a otros profesionales del sector, así como políticos u otros perfiles que, aunque no sean tan tecnológicos, de forma indirecta sí me pueden aportar un cierto contexto.
En cualquier caso, ya advierto que aquello es muy breve. Quizás 15-20 minutos a lo sumo, ya que no quiero agotarme de estímulos profesionales cuando sé que tendré una jornada completa de trabajo por delante. De hecho, he dividido mi trabajo en cuatro tramos horarios (luego explicaré más). Por eso, mi siguiente paso es cuidarme.
Ejercicio y dieta, más que una obligación fue una bendición
No voy a ser yo el iluminado que en pleno 2024 descubra los beneficios de hacer deporte y comer sano y equilibrado. Sí seré en cambio quien reconozca abiertamente haber tenido una vida sedentaria durante años. No he padecido problemas graves de sobrepeso u otras enfermedades relacionadas con la alimentación, aunque ha sido cumplir la treintena de edad y empezar a vislumbrarse ciertos achaques que confirman que mi cuerpo es como mi mente: viejóven.
Sin entrar en excesivos detalles, este mismo año tuve un pequeño susto de salud relacionado con la ingesta de grasas y alguna que otra afección heredada de mis padres. Así las cosas, las circunstancias me obligaron a dar un paso que, aunque necesario, siempre me había costado: dieta. Un mes sin ingesta de grasa alguna y posteriormente con una dieta más variada y en la que, aunque con grasas, estas sean mínimas.
En el aspecto deportivo, siempre he sido de dar largas caminatas con mi perro, pero poco más. Por eso, este año también me decidí poner más en serio con ello dentro de mis limitaciones (también por temas de salud, hay ciertos ejercicios que no debo practicar). El caso es que empecé una rutina suave, pero constante de lunes a viernes. Y si Tim Cook va al gimnasio a las 5, yo me habitúo a hacer ejercicio a eso de 6:20 de la mañana.
A esa hora salgo a dar un paseo de 20-30 minutos con mi perro. Hago unos 2 kilómetros y medio. Sé que no es suficiente, pero por la tarde-noche lo compenso con una caminata más larga. La clave de mi rutina deportiva mañanera es que tras acabar ese paseo, me enfundo el chándal y en una sesión de entre 10-15 minutos alterno sentadillas, abdominales, flexiones y pesas. Sudo un poquito y termino de activarme con una buena ducha.
Son ya las 7.00 aproximadamente y procedo, ahora sí, a desayunar. Sabemos que en la dieta de Tim Cook se incluye fruta y es eso justo lo que ingiero yo en las mañanas. Mango, plátano, kiwi, manzana, pera… Voy alternando dependiendo de la época, aunque siempre acompañándolo de un zumo de naranja recién exprimido. A veces me doy el gustazo de tomarme una tostada con un buen aceite de oliva del que no se encuentra en California.
Más trabajo y, por supuesto, vaguear un poco
Una vez finalizado aquel desayuno a eso de las 7.10, vuelvo a mi trabajo. Sin entrar aún con toda la intensidad, ya sí que voy planificando con mayor detalle mi agenda diaria e incluso voy adelantando el trabajo más pesado. Este es un consejo que he escuchado muchas veces y recomiendo aplicar: es mejor quitarte lo que más pereza te de al inicio del día. De ese modo yo consigo no estar todo el día sabiendo que tengo una tarea tediosa pendiente.
Esa segunda mini-jornada laboral me dura entre 15 y 30 minutos. Una vez que acabo, generalmente son las 7.30 aproximadamente. Y durante los siguientes treinta minutos aprovecho para realizar una tarea que todos hacemos y que pocos reconocen: hacer el vago. Son pocos minutos los que le dedico, pero aun así sé que en esta época del multitaskingy la productividad extrema no está de moda, pero…
No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que todos vagueamos en algún momento. Desde Tim Cook hasta el último ser del planeta. Es incluso necesario. Y yo en ese rato pierdo el tiempo en redes sociales, en ver algún vídeo corto de YouTube o sencillamente en estirarme en el sofá mientras juego con mi perro.
Una jornada muy diferente a la de Tim Cook. Obviamente
Lo único que mi trabajo y el de Tim Cook comparten es que ambos giran en torno a Apple. En su caso, como máximo mandatario de la misma. En el mío, como un humilde profesional que escribe de ella. Bueno, también que usamos equipos Apple y los dos aprovechamos algunas horas del día para trabajar de pie en un escritorio elevable.
Así las cosas, sin tener que decidir cómo será el nuevo iPhone, sino averiguarlo, comienzo mi jornada intensiva a las 8 de la mañana. Ya desde esa hora y hasta las 17.00-18.00, estoy volcado en mi trabajo y sus quehaceres diarios. Paro una hora a medio día para comer y dar un pequeño paseo al perro, claro.
El caso es que sí llevo a cabo algo que estoy seguro que Tim Cook por sus circunstancias no debe hacer: desconectar completamente del trabajo cuando termino mi jornada. Mis compañeros y jefes saben dónde encontrarme en caso de necesitarme y, reconozco con cierto reparo, alguna vez se me escapa un ojo al chat de trabajo en horas intempestivas.
Sin embargo, en general trato de separar mi vida personal de la profesional y reducir el número de estímulos de trabajo. Me encanta mi trabajo y lo disfruto cada día, pero veo necesario ponerle límites para poder gozar de una buena salud mental y que me quepan más cosas en el día.
Así las cosas, contando también esas mini-jornadas laborales que le dedico durante las mañanas, mi horario de trabajo queda un tanto disperso, teniendo (aproximadamente) estos horarios:
- De 6.00 a 6.20.
- De 7.10 a 7.30.
- De 8.00 a 14.00.
- De 15.00 a 17.00.
Como Tim Cook, estoy enganchado a Apple TV+. Y ese ocio es importante
Por supuesto, Tim Cook como CEO de Apple no puede decir otra cosa que no sean buenas palabras hacia la plataforma de streaming de la compañía. En mi caso, no tengo que vender nada de Apple (por mucho que algunos crean que mi trabajo va de eso), pero pese a ello me reconozco fan de muchos de sus contenidos.
Tras acabar mi jornada de trabajo dedico unas horas a mis tareas de casa, así como quedar con algún amigo a merendar o sencillamente charlar. Depende del día. El caso es que ya a eso de las 20.00 me gusta empezar mi rato de desconexión total aprovechando un modo de concentración del iPhone. Preparo la cena, ceno y me siento en el sofá.
Hasta eso de las 22.30-23.00 me gusta verme una serie en la tele y aunque por supuesto que consumo Netflix, Prime Video y otras plataformas, estos meses he estado enganchado a dos de las joyas ocultas de Apple TV+ y a una de las favoritas de Tim Cook: 'Silo', que estrenó segunda temporada hace apenas unas semanas.
Eso sí, también valoro mucho mi sueño y por eso una vez que llega la hora de acostarme, trato de respetar los horarios y no remolonear. Tenga o no sueño, procedo a acostarme con mi Apple Watch en la muñeca. Sobre esta experiencia de monitorizar el sueño con el Apple Watch ya escribí hace unos meses y a modo de resumen puedo decir que está siendo totalmente satisfactorio y, cumpliendo con esos horarios como decía, he logrado dormir mucho mejor.
¿En qué ha cambiado en mi vida? ¿Soy más productivo?
En esta conclusión no quiero ser abstracto, pero lo cierto es que mi vida sigue siendo igual, aunque no la rutina. Y eso, aunque parezca una tontería es importante. Suelo ser de los que se considera ordenado dentro de un caos, acercándome más en eso a Steve Jobs que a Tim Cook. Y en ese sentido soy muy disciplinado, pero normalmente me cuesta mucho cambiar y adaptarme a nuevos hábitos.
Haciendo un repaso de lo que he cambiado en este último año, lo cierto es que no es poco:
- Hora de levantarme (6.00 de la mañana)
- Rutinas de ejercicio.
- Alimentación.
- Horario de trabajo.
- Tiempo que dedico al ocio.
- Hora de acostarme.
De todo ello, quizás lo que menos me ha costado es madrugar más. Lo que más ha sido sin duda cambiar de dieta y acostarme más temprano. Pese a ser un habituado a madrugar, también me considero un búho nocturno y he extrañado profundamente eso de alargar las noches viendo una serie o película hasta las 12 e incluso 1 de la madrugada. No obstante, he ganado un horario mucho más provechoso en el que nunca tener prisa y que me de tiempo a todo, tanto a efectos laborales como de ocio y otras tareas del hogar.
La clave, ya sea para seguir una rutina como la de Tim Cook o cualquiera, es no seguir todo a rajatabla, sino saber adaptarse. En mi caso, ya digo que eso de las 3.45h para despertarse me parecía excesivo. No lo sea quizás en países como Estados Unidos, pero en España, tanto por cultura como por las horas en que amanece y anochece, resulta contraproducente.
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