Hace ya un tiempo que, de forma muy suave, estamos viendo un pequeño cambio en como Apple enfoca el binomio tamaño-prestaciones. Un cambio que empezó con los iPhone 13 y que ahora ha tomado aún más fuerza con los nuevos MacBook Pro de 14 y 16 pulgadas. Un cambio que nos permite hacernos con el dispositivo que queremos sin tener que añadir extras.
Todo empezó con los iPhone 13
Voy a explicarme a través de algunos ejemplos. La única diferencia entre el iPhone 13 y el iPhone 13 mini está en el tamaño. Cierto es que esto implica una menor duración de la batería, pero eso es algo totalmente inevitable. Más allá de esto, el hecho de querer optar por un teléfono pequeño no representa perder ninguna prestación.
Algo similar pasa entre el iPhone 13 Pro y el iPhone 13 Pro Max. En la generación anterior, con el iPhone 12, si queríamos las mejores cámaras debíamos hacernos con el modelo Max, de un mayor tamaño y precio. Ahora con los iPhone 13, la única diferencia entre el modelo Pro y el Pro Max está, de nuevo, en las baterías. Algo que parece que también veremos en los iPhone 14, con dos únicos tamaños y una distribución que equivaldría a iPhone 14, iPhone 14 Max, iPhone 14 Pro y iPhone 14 Pro Max.
El resultado de este pequeño, pero importante cambio, es que podemos comprar el tamaño de iPhone que más nos convenga sin miedo a perder ninguna prestación. Dicho de otro modo, la relación entre tamaño y prestaciones se desdibuja. Es un cambio que ya me llamó la atención durante la presentación de los iPhone 13 este pasado mes de septiembre y que ahora hemos visto repetir en el lanzamiento de los MacBook Pro de 14 y 16 pulgadas.
Y continuó con los nuevos MacBook Pro
Antes de seguir permitidme decir que personalmente me gustan los portátiles con una pantalla grande. Trabajo muchas horas delante del Mac y la combinación entre movilidad, sin monitores externos, y una pantalla espaciosa, es ideal para mí.
Al mismo tiempo yo no requiero de un ordenador demasiado potente. Visto el rendimiento que pueden alcanzar los MacBook Air M1 mi planteamiento pre-keynote era: yo quiero un "MacBook Air de 16 pulgadas". Refiriéndome, se entiende, a un MacBook Pro de 16 pulgadas con las mínimas especificaciones posibles.
Durante la presentación Apple nos habló, en primer lugar, de los nuevos chips. Presentó el M1 Pro y el M1 Max. En este punto una posibilidad era que los MacBook Pro de 14 pulgadas llevaran los M1 Pro y que los más potentes M1 Max se reservaran para los modelos de 16 pulgadas.
La decisión, al final, fue otra. Y me remito de nuevo al título del artículo, Apple está separando tamaño de prestaciones. Cierto es que existe una diferencia de precio entre el MacBook Pro de 14 pulgadas y el de 16. Pero también es cierto que la diferencia es moderada. Los dos parten, por ejemplo, de los 512 GB de almacenamiento, más que suficiente en muchos casos. También parten de la misma configuración de RAM. Y, aunque mejoran en la cantidad de núcleos del chip, lo cierto es que la diferencia entre los 2.249 euros para el modelo de entrada de 14 pulgadas y los 2.749 para el modelo de entrada de 16 pulgadas es, asumible para los que queremos un Mac de gran pantalla sin requerir toda la potencia y máximas configuraciones.
Con este enfoque Apple nos facilita que podamos escoger libremente entre tamaño y prestaciones según nuestras necesidades. Son, de hecho, dos variables bastante disconexas. ¿Queremos un iPhone pequeño con las mejores cámaras? ¿Queremos un Mac enorme al menor precio posible? Todo parece indicar que podremos hacernos con el modelo que más nos encaje.
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