Hace algunas semanas el Gobierno ruso acusó a Apple de colaborar o, como mínimo, coludir con la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos una serie de medidas que comprometían la seguridad de los iPhones de algunos usuarios. Usuarios trabajando dentro de embajadas extranjeras en Moscú afectados por un presunto software malicioso previamente desconocido (VPO).
Apple, por su lado, fue tajante: "Nunca hemos trabajado con ningún gobierno para instalar una puerta trasera en ningún producto de Apple y nunca lo haremos". Sin embargo, desde el Kremlin no están conformes y no quieren ver ni rastro de iPhones a partir de una fecha límite, 2024.
Rusia vs Apple: ¿una guerra comercial?
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) también lanzó su propio comunicado anunciando que había descubierto "una acción de reconocimiento por parte de los servicios de inteligencia estadounidenses", tras una serie de anomalías detectadas. No han transcendido, sin embargo, qué anomalías son esas, aunque entendemos que se refieren al cifrado y protocolos de protección o permisos que los iPhone conceden a distintas aplicaciones, o incluso a herramientas diseñadas específicamente para rastrear la actividad de los usuarios.
Siguiendo la ruta impuesta por Vladimir Putin, el secretario de prensa del presidente, Dmitry Peskov, indicó que en torno al 30% de los empleados de la administración presidencial rusa todavía usaban iPhones y estos podían estar comprometidos.
Al parecer, las autoridades competentes rusas descubrieron esta brecha "para la vigilancia global de los ciudadanos estadounidenses y de otros países", no necesariamente para un seguimiento específico de ciudadanos rusos en roles de índole política. El FSB, por su parte, estima que Apple brinda "una amplia gama de oportunidades para encuestar a cualquier persona de interés para la Casa Blanca, incluidos sus socios en actividades antirrusas, así como a sus propios ciudadanos".
No en vano, el pasado marzo prohibió a los empleados usar para fines oficiales cualquier tipo de smartphone equipado con iOS o Android, una medida anunciada por el propio Vladimir Putin y con fecha de cumplimiento a partir del 2024. No parece una medida fácil de acatar. Aún hoy, algunos usuarios han mostrado desagrado a prescindir de sus teléfonos. No en vano, durante el SPIEF '23, el Foro Económico Internacional de San Petersburgo celebrado el pasado junio, muchos usuarios de los 17.000 invitados fueron vistos con sus iPhones.
La realidad es que Rusia lleva años intentando reducir su dependencia de tecnología fabricada fuera del país y, específicamente, por empresas que mantengan relaciones con Estados Unidos. Nacionalismo económico. Apple ya salió del mercado ruso en respuesta a la invasión de Ucrania en febrero de 2022, algo que no sentó nada bien pero que disparó la venta de teléfonos de fabricación nacional.
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