Sin duda es un momento emocionante para el mundo Mac: llegamos a la transición más importante de la plataforma en toda su historia. A pesar de no ser la primera, Apple afronta un desafío enorme: producir sus propios chips y desvincularse de terceras compañías como en su momento fue Motorola, IBM o más recientemente Intel. Y eso de jugársela contra Intel en su propio terreno se hace cuando se tienen varios ases en la manga.
En transiciones Apple ya tiene experiencia. Primero, en términos de hardware, donde un cambio de arquitectura es complicado porque implica recopilar todo el software que hay creados para la misma y apoyar a los desarrolladores para que lo hagan. Incluso una de las transiciones más complicadas fue dada solo por el cambio de System 9 a Mac OS X, a finales de los 90. Sin embargo, saben exactamente cómo tiene que ser una transición: lo más transparente posible para el usuario. En el anterior cambio a Intel, casi lo consiguieron, apostando por tecnologías como Rosetta y los Binarios Universales durante un par de años.
Sin embargo, esta ocasión es completamente diferente. En los 15 años que separan la anterior transición a ésta, Apple ha dinamizado su experiencia a la hora de fabricar sus propios chips en uno de los dispositivos más complicados para hacerlo, como son los iPhone o los iPad, terriblemente complejos porque no sólo cuenta la potencia, también la eficiencia, consumo energético y mejorar, año a año con las nuevas prestaciones.
Sinceramente, apenas tengo los nuevos MacBook Air y MacBook Pro de cesión durante unas horas y no tenía previsto escribir tan pronto sobre ellos, pero no he podido evitar comentar con vosotros unas primeras impresiones. Desde el momento en el que comienzas a usar estos nuevos Macs, te das cuenta de que Apple sí se estaba guardando un as en la manga con esta tecnología ARM llamada Apple Silicon. Llevan años preparándose para ello y sinceramente, en el primer contacto ya es impresionante.
Macs con Apple Silicon: comenzando por el principio
Empezando por el unboxing, las cajas de estos nuevos Macs con procesador M1 no tienen prácticamente diferencias con respecto a la generación interior. No existe ninguna referencia a la tecnología Apple Silicon, ningún logo, nada que indique nada distinto - exceptuando claro está que no menciona el procesador Intel. De hecho, en estas cajas, no aparece por ninguna parte el procesador. Como veis en las etiquetas de ambos modelos, sólo se destaca la memoria y el SSD. El resto, son especificaciones técnicas del resto de componentes:
El usuario que no esté puesto en estos temas, obviará conocer el corazón de estas nuevas máquinas, sólo se destaca las partes que se pueden configurar aparte, el disco duro y la memoria RAM. Sobre esto último, las dos unidades de cesión (un MacBook Air y un MacBook Pro) vienen con 8GB, cosa que no he notado en ninguna de mis primeras pruebas. Con la arquitectura de memoria unificada, el uso de la RAM está más optimizado que nunca ya que se encuentra dentro del propio chip donde está el procesador.
Esta cercanía puede incluso llevarnos a un terreno en el futuro donde utilizar el disco en estado sólido como RAM puede ser factible, ya que los accesos de lectura y escritura comienzan a acercarse. Cuando abrimos cualquiera de los Mac, la velocidad se nota incluso desde el asistente de configuración: una vez introducidos todos los pasos, apenas tarda unos segundos en llegar al escritorio. Mucho más rápido que en cualquier otro Mac que hayamos probado.
La primera exploración por el territorio ARM de estos nuevos Macs es muy familiar. Todo funciona y está exactamente igual que en un Mac con Intel. Voy a "Acerca de este Mac" y me aseguro que lleva uno de los nuevos procesadores: "Chip: Apple M1". Si obtenemos información de cualquier aplicación, veréis una nueva sección en Big Sur llamada "clase". Aquí se indica cuando una aplicación es Universal o exclusiva de Intel.
A pesar de que el primer "paseo" por el sistema operativo se antoja rápido (todo funciona a una velocidad asombrosa, y la apertura de las aplicaciones es prácticamente instantánea y sin ningún tipo de error) la primera sorpresa es Rosetta 2 - el sistema de emulación de la arquitectura Intel que permite abrir sus apps en estos nuevos ordenadores. Rosetta (Apple obvia el "2" ya que la primera versión se lanzó en la transición PowerPC a Intel) no está instalado en Big Sur para M1 por defecto. Sólo la primera vez que abrimos una app no nativa (es decir, compilada para la arquitectura M1) nos muestra un cuadro de diálogo avisándonos de instalar automáticamente la funcionalidad:
Para mis pruebas, empezamos con algo no muy habitual. El mejor emulador de ordenadores retro de 8-Bits, Retro Virtual Machine, del que tuve el placer de entrevistar a su creador en Febrero de 2019. Juan Carlos González me pidió que lo probara porque utilizó para crearlo el lenguaje Lua con compilación Jit (Just-in-time compiler) y quizás diera problemas. Sinceramente, la apertura de RVM en estos Mac con M1 ha ido... perfecta.
Se puede decir que no notamos que haya una capa de traducción de arquitecturas en esta versión que no está creada para M1. Es literalmente la misma que podéis descargar de la web, y de ahí la he descargado para hacer la prueba. No he tocado ningún parámetro, ni configurado nada: el emulador funciona incluso más rápido utilizando la traducción de Rosetta que en el MacBook i5 a 2,9Ghz que el autor ha utilizado para crearlo.
Pasemos a probar Rosetta con las tareas del día a día, vamos a instalar Office365, que con esto de trabajar desde casa es una de las suites más utilizadas en los últimos meses. Me bajo la última versión oficial que tengo disponible con mi licencia empresarial. Instalo todas las aplicaciones (Teams, Outlook, Word, Excel, etc...) mucho más rápido por cierto que en cualquiera de los Mac que tengo. Una vez instalado, abro Outlook, lo configuro con mi cuenta y empiezo a utilizarlo. Funciona fantástico: cero ralentizaciones, apertura prácticamente instantánea, Teams en videoconferencia sin ningún problema... no es que todo sea absolutamente normal, es que funciona mejor que en mi iMac i5 a 3Ghz de 2019. Sinceramente, hasta llego a dudar que sea una aplicación Intel si no es porque miro el ejecutable de la app para creérmelo.
Para quienes vivisteis la anterior transición: lo que ha conseguido Apple con Rosetta 2 es asombroso. Nada tiene que ver con los problemas de rendimiento en algunas apps que vimos en 2006, desde luego la experiencia de Apple durante todos estos años y el rendimiento están a años luz de aquello. Pasemos a algo más fuerte... vamos a instalar Steam, que no es nativo tampoco, para ejecutar Shadow of the Tomb Raider bajo Rosetta.
La instalación funciona como siempre, conecto con mi cuenta de Steam y me bajo el juego. Una vez descargado, ya está listo para jugar. Y cuando entro en el juego... sin problemas. De hecho, el juego es perfectamente jugable a 30-40fps con todos la configuración máxima que permite el juego. Emulado bajo Rosetta... y por cierto, no en el MacBook Pro, ¡sino en el MacBook Air! He querido probarlo en este modelo a ver si daba la talla. Si bajamos la configuración a "Alta" el juego llega a unos 50 fps, algo impresionante si recordamos que este juego no es nativo. Y por cierto, completamente silencioso: el Air no tiene ventiladores, y el nivel de calor de la superficie de teclado se mantiene normal. No se calienta en exceso, ni siquiera en casos extremos como éste, como ocurre en los Intel.
Aún sin haber tenido tiempo de probarlos a fondo: Final Cut Pro ya es completamente nativo y la aplicación literalmente vuela. Las optimizaciones que ha añadido Apple a su programa de edición de fotografía permiten hacer cosas tan impresionantes como trabajar con tres vídeos 4K simultáneamente, previsualizándose en tiempo real... ¡en un MacBook Air!
Con Photoshop hemos tenido una buena noticia esta semana y es que su versión nativa (aunque no con todas las funcionalidades) ha llegado en beta a Creative Cloud. Esta versión puede hacer cosas tan impresionantes como trabajar sin despeinarse con una fotografía de 3GB, y aplicar efectos como Lens Flare en poquísimos segundos. Zooms sobre la foto instantáneos. Si preguntáis sobre cómo funciona Photoshop o Lightroom en Rosetta (es decir, utilizando las versiones aún oficiales que no están compiladas para M1) os puedo decir que apenas notaréis la diferencia a cómo trabajáis habitualmente. Eso si, si vais a trabajar con archivos muy grandes en tamaño, mejor optad por que vuestro nuevo Mac M1 venga con 16GB, para agilizar el flujo de trabajo.
Durante los últimos días, hemos ido viendo como algunas reviews o primeras pruebas hacían mucho hincapié en los tests sintéticos como Geekbench para comparar generaciones. Después de probar estos nuevos Macs os puedo decir que vamos a tener que cambiar la forma de hacer esto: los M1 cuentan con aceleradores matemáticos por ejemplo para procesos de Machine Learning o de descodificación que no son apropiados para estas pruebas. En cualquier caso, os ofrezco el Geekbench de estos modelos para vuestra referencia:
Quizás una prueba más apropiada si buscamos valores como estos es Cinebench R23, que además también tiene también ya una versión nativa para Apple Silicon. Sus pruebas de evaluación buscan más el rendimiento sostenido y permite ajustar un poco más la calificación del sistema, sobre el que creo que sobran las explicaciones:
A nivel de batería con las pocas horas de uso que llevo apenas he podido evaluarlo, pero será algo decisivo en el análisis en profundidad que haré pronto de ambos portátiles. Como comentarios generales, sólo escuché el ventilador del MacBook Pro haciendo la prueba con Cinebench R23, pero fue tímidamente y apenas fue un zumbido muy leve.
Me gustaría destacar de nuevo la increíble rapidez de ambas máquinas, incluso al abrir la tapa de los portátiles: antes de que la abramos del todo, ya estamos en el escritorio. Instantáneo. A veces se puede incluso dudar de si la pantalla se apaga cuando la bajamos (de hecho lo he tenido que comprobar porque no me lo creía con la tapa prácticamente cerrada). Todas estas pruebas las estoy poniendo en las historias de mi cuenta de Instagram, por si no podéis esperar al análisis final que llegará muy pronto.
Por supuesto, esto sólo ha sido un repaso muy rápido en apenas unas horas con las máquinas, todavía queda mucho por probar y muy a fondo: virtualización de Windows, más pruebas de Final Cut Pro, Xcode, etc... Pero sinceramente, he de decir que estos nuevos Macs han superado cualquier expectativa que pudiéramos tener de saque. Incluso con Rosetta ya funcionan fantásticos, las apps nativas literalmente vuelan: y en esta transición, los desarrolladores se están dando prisa para que a principios de 2021 prácticamente todas las grandes apps ya estén en M1. No se puede decir que Apple no haya sido valiente: han apostado por poner encima de la mesa los Macs que la gente más usa, prácticamente modelos de entrada, y les han dotado de esta potencia que no esperábamos a este nivel. Sinceramente sorprendido de las nuevas posibilidades de estos Mac y del camino que Apple Silicon está abriendo hoy en día. ¿Hasta donde son capaces de llegar estas máquinas? ¡Lo veremos muy pronto!
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