Tras más de 30 días de uso de un iPhone 12 Pro y un iPhone 12 Pro Max, puedo decir con rotundidad lo siguiente: estos iPhone tienen todo lo que uno podría desear en un terminal de Apple. De todos los modelos que he tenido en estos doce años en el bolsillo, es el primero que siento como completo. Terminado. Finito. Una pieza de tecnología que no contiene elementos que supongan un aperitivo de algo que pueda venir más definido en el futuro.
Esa sensación de plenitud la ha conseguido Apple con un gran esfuerzo, iterando tecnologías de todo tipo año tras año. Ahora y por fin, tanto el iPhone 12 Pro como el iPhone 12 Pro Max son para mí el terminal definitivo.
Un diseño que combina nostalgia con vanguardia
El iPhone 5 es, para muchos de nosotros, el diseño que más ha resonado en nuestro corazón. Una pieza de tecnología compacta en su tamaño y angulosa en su forma. Con unas esquinas biseladas y unos materiales (cristal y aluminio) cuya combinación recuerda más a una joya que a un teléfono móvil. Un pequeño bloque cuyo diseño, puesto sobre la mesa, resulta inevitable.
El diseño es capaz de transmitirnos sensaciones muy poderosas. Con el iPhone 5 uno sabía que tenía en sus manos una de las piezas de tecnología más avanzadas de ese momento. No solo por los componentes en sí, sino también por su aspecto externo.
Todas estas cualidades se encuentran en los iPhone 12 Pro. Un diseño anguloso, con un chasis de acero cuyos bordes son relucientes como espejos. Que prescinde de esos biseles para dar una mayor sensación de continuidad entre el metal y la pantalla. Unificando la parte trasera convirtiéndola por completo en un cristal mate.
Para darle un aspecto más vanguardista, los iPhone 12 Pro cuentan con una triple cámara rodeada por un módulo que alberga el flash, micrófono y LiDAR. El sistema de cámaras es el más avanzado creado por Apple hasta la fecha. En conjunto estos iPhone aúnan la pizca perfecta de nostalgia con una tecnología y mejora en el diseño que lo colocan en la vanguardia del mercado.
Una cámara lo suficientemente buena para no echar nada de menos
Hace más de cuatro años, cuando me casé y viajé a Hawaii, vi los paisajes y lugares más espectaculares de mi vida. Algo difícil de superar después de haber vivido casi un año en medio de las Montañas Rocosas de la Columbia Británica, en Canadá. En ambos tuve el mismo iPhone 5s, que hizo un trabajo competente.
Sin embargo, conforme han pasado los años y miro las fotos que hice en aquel entonces, lamento no haber contado con una cámara mejor. ¿Cómo hubieran sido estas mismas fotos con un iPhone 12 Pro o iPhone 12 Pro Max? ¿Qué fotos hubiera tomado que jamás hice? ¿Cómo serían los recuerdos de estos viajes recopilados por Fotos en el iPhone?
Fotos que nunca podría haber hecho por razones obvias, por faltar aún cuatro años para llegar hasta el iPhone 12 Pro. Y, sin embargo, son preguntas que me acosan de cuando en cuando. Hasta el punto que he llegado a tomar la firme decisión de intentar tener siempre el mejor iPhone que pueda en cada momento.
Hasta ahora, uno tenía que equilibrar presupuesto y funcionalidades a la hora de elegir un iPhone nuevo. Con ambos iPhone 12 Pro, siento que ha llegado una generación que ha alcanzado la plenitud en la fotografía, sea cual sea la situación. No detallaré en este análisis las capacidades fotográficas del iPhone 12 Pro, dado que nuestro director Pedro Aznar ya lo hizo a fondo en dos reviews que recomiendo leer con detenimiento:
Para mí, ambos modelos han solucionado mis mayores pegas con las generaciones anteriores: la fotografía con poca iluminación. Y lo ha hecho en todas las modalidades que utilizo en el día a día, tanto en fotos normales como en retrato y vídeo. Los retratos en interiores cambian para siempre con este iPhone. Fotos que antes descartaba porque sabía que no merecían la pena, ahora son oportunidades de inmortalizar momentos (ahora sí que hago esas fotos en modo retrato de mi hija dentro de casa y sin apenas luz que antes evitaba).
Las escenas en exteriores y de noche también han cambiado para siempre. Lo que antes era un cúmulo de granos sin luz, ahora genera una escena que merece la pena guardar en el carrete. Como consecuencia, ahora hago más fotos que nunca, requiriendo más espacio de almacenamiento en local y en la nube que antes. Un problema que solo puede empeorar con el tiempo, si conservar más momentos memorable de tu vida acaso lo es.
Forzando el modo noche al máximo, en escenas con apenas iluminación, obtenemos resultados irreales. Como ejemplo, la foto de este apartado en la que se ve un patio sin apenas luz una noche de luna llena. Son el tipo de fotos que nunca me han gustado desde que surgió este modo en los smartphones. Aunque, en el caso del iPhone, no son lo habitual ya que debemos provocarlas.
Un nuevo ecosistema de accesorios llamado MagSafe
Una de las novedades que más intriga me han producido con los iPhone 12 es MagSafe. La mayoría de usuarios actuales de Apple no sabrán la procedencia de este nombre, originario en los Mac portátiles durante casi una década. Pero es un nombre sencillo de recordar y comprender, pues incorpora "mag" de magnético y "safe" de seguridad.
El cargador MagSafe es el accesorio más destacado de esta tecnología, que solo interactúa con el sistema central de imanes incluidos en la parte trasera de todos los iPhone 12. En mi tiempo con él, me he topado con una experiencia satisfactoria. En general, es un cargador superior a cualquiera de los que he probado. Y su precio de 45 euros es razonable.
La inmensa mayoría de veces, basta con sobrevolarlo con el iPhone para que se acople. Su tasa de acierto es tan alta que he empezado a hacerlo sin mirar atentamente como ocurría con otros cargadores de este tipo. Y ahí es cuando he encontrado mayor dificultad en el acierto, puesto que la atracción de los imanes solo actúa en distancias muy cortas. Es fácil malacostumbrarse a este accesorio.
Su integración con las fundas oficiales, por qué no decirlo, mola. Al acoplarlas, MagSafe las detecta y reproduce una animación circular que replica el color de la funda. Algo únicamente posible debido al chip NFC que integran estas fundas y que permite ese reconocimiento. De hecho, es ese pequeño punto blanco en la parte inferior de la funda transparente de Apple. Cuando vi que Apple había incluido este chip en una funda, me vino a la mente el bueno de John Hammond diciendo eso de "No hemos reparado en gastos".
En todo este tiempo de uso, he alternado la funda con otras de terceros y el MagSafe, obteniendo mejor resultado en la carga con las oficiales (como es obvio). Donde la experiencia no ha sido la esperada es con el wallet. La cartera de piel con integración MagSafe es, en mi opinión, una pequeña decepción en este tipo de accesorios.
Lo encuentro de utilidad limitada en un mundo con Apple Pay, con los viajes en transporte público casi erradicados y donde tenemos incluso app de la DGT operativa. Todo ello hace que llevar tarjetas o carnés de cualquier tipo encima sea redundante. Y si a eso añadimos que los imanes no son lo suficientemente potentes para aguantar la entrada y salida del bolsillo en su sitio, vemos cómo se convierte en un obstáculo muy pronto.
El concepto es bonito. Tenemos cuatro colores entre los que elegir, incluyendo uno de cuero marrón cuyo envejecimiento será de lo más atractivo. Pero su precio de 65 euros, unido a la redundancia y su baja fiabilidad hacen de este wallet un accesorio prescindible por completo.
Un 5G prematuro pero necesario
Llevamos años escuchando acerca de la inminente llegada del 5G a los smartphones. El iPhone 12 no ha sido el primer smartphone en incorporar esta conectividad. Ni tampoco le hacía falta serlo. Disponible en las principales ciudades de los grandes operadores, la conexión 5G del iPhone no ha supuesto el cambio radical que nos prometieron.
La razón es que el despliegue de estas redes es desigual en una misma ciudad. Y las velocidades de subida y bajada no son homogéneas. Ni tampoco exageradamente superiores al 4G. He realizado pruebas con O2 en el centro de Madrid, con resultados mixtos: a veces había descargas más rápidas, en otras ocasiones las subidas se incrementaban sobre el 4G. Pero nada más allá de unos 40-50MB por segundo de descarga y 5-15MB por segundo de subida.
El 5G es, sin duda, el aspecto más inacabado de los iPhone 12 Pro y iPhone 12 Pro Max en este mes y pico de uso. Aunque debo señalar que no es un punto achacable a Apple. Y en teoría, debería solucionarse con el paso del tiempo. A pesar de ello, hay otras muchas razones por las que ambos iPhone son un terminal pleno.
El iPhone 12 Pro por su tamaño, el iPhone 12 Pro Max por su batería y cámara
Termino este análisis de los iPhone 12 Pro y iPhone 12 Pro Max tras un mes de uso como empecé. Ambos son el iPhone definitivo para mí y estoy convencido de que otros muchos usuarios así lo ven. Ese modelo que en tus sueños siempre has querido. Uno en el que no estuvieras adquiriendo una tecnología en marcha, que sabes que se encuentra a medio camino entre lo que tienes ahora y lo que habrá en un futuro incierto. Es el iPhone del aquí y ahora.
En otras ocasiones me he preguntado si un iPhone de una generación previa había llegado ya a ese punto. Aunque había razones para ello con los iPhone XS y iPhone 11 Pro, una vocecita en mi interior me decía eso de "aún no". Con estos iPhone en la mano, no hace falta que nadie lo diga, porque lo sé.
La principal diferencia entre un iPhone 12 Pro y un iPhone 12 Pro Max se encuentra en las cámaras. Seguida del tamaño y batería, ésta como variable inseparable del primero. Elegir uno u otro depende de lo que más priorices en un iPhone, cosa que a estas alturas sabrás de sobra.
Por primera vez desde que salió el iPhone, no siento impaciencia por saber qué vendrá el año que viene. Sin duda, mejorarán cámara, potencia, batería y otros aspectos que no imagino. Puede que dentro de unos años desaparezca el notch. Y, sin embargo, veo que con ambos iPhone 12 Pro por fin se ha alcanzado la cima de una montaña.
Ver 31 comentarios