En octubre de 2001 Apple presentaba en sociedad el iPod, la primera incursión de la compañía en el sector de los reproductores de música portátil. Diez años después, su hegemonía es incuestionable con cerca de 300 millones, trescientos, de unidades vendidas desde su primera generación. Irrumpieron en un mercado que se caracterizaba por la ausencia de un líder y en el que compañías como Sony o Creative daban palos de ciego con productos mal enfocados que no terminaban de convencer a nadie (¿recordáis los CDs MP3 y los saltos que daban las canciones?). Demostraron que había un modo más simple y cómodo de hacer las cosas, no inventaron la música digital, pero sí fueron los primeros en encontrar el modo de hacerla atractiva para los consumidores.
En junio de 2007 la compañía presentaba el iPhone, su primera incursión en el sector de la telefonía móvil. De nuevo, Apple no había inventado las pantallas táctiles o los teléfonos inteligentes, pero sí había sido la primera en encontrar el modo de hacerlos atractivos para el gran público. Era ridículamente intuitivo y pese a sus posibles deficiencias, se encontraba a años luz de la competencia, exactamente igual que el iPod antes que él. La industria se convulsionó y sus antiguos líderes tuvieron que lanzarse a una carrera que en apenas cuatro años ha puesto todo patas arriba. Hoy existen alternativas, pero ninguna puede presumir de llevar 100 millones, cien, de unidades vendidas.
El año pasado, el iPad fue recibido con un razonable escepticismo. Nadie, ni tan siquiera Apple con aquel prematuro Newton, había logrado convencer a los consumidores de las ventajas de un tablet respecto al ya asentado mercado de los ordenadores portátiles, y el incipiente éxito de los netbooks auguraba según no pocas voces, un descalabro sonado. 15 millones de unidades vendidas en nueve meses y un nuevo espasmo en la industria con sus principales jugadores anunciado (los más) y comercializando (los menos) sus propios tablets demuestran que los chicos de Cupertino dieron de nuevo en la diana.
iPad 2, el secreto no está en el interior
“Está en el ADN de Apple que la tecnología no es suficiente. Es el encuentro de la tecnología con las artes liberales y las humanidades lo que logra emocionarnos. En ningún lugar es más cierto esto que en los dispositivos ‘Post-PC’ (la nueva generación de tablets liderada por el iPad).”
¿Cuál es entonces la clave del éxito de Apple, del éxito del iPod, del iPhone, del iPad? Las características técnicas son importantes desde luego, pero cualquiera que lleve un tiempo siguiéndole la pista a la compañía sabrá que rara vez baila al son de la industria y mientras que la mayoría apuesta por la máxima de “caballo grande, ande o no ande”, el dicho que mejor define a la manzana en este sentido es “despacito y con buena letra”.
No, lo que de verdad define a los productos de Apple es el impacto que causan en la experiencia del usuario. Primero, a nivel físico, recurriendo a materiales y conceptos que los coloca a la cabeza indiscutible del diseño industrial y destacan por la simplificación máxima la forma: el diseño único del iMac, la famosa rueda de control del iPod, la eliminación del stylus y el teclado físico (estándares en todos los móviles táctiles hasta la llegada del iPhone) o el trabajo de ingeniería detrás de una reducción de grosor como la que ha experimentado el iPad en tan solo un año de vida hasta hacerlo incluso más delgado que el propio iPhone 4.
El segundo impacto es a nivel de interacción. Existen teléfonos y tablets con mejores características técnicas que el iPhone o el iPad y también sistemas operativos con importantes puntos a favor respecto a iOS, pero es difícil dar con uno con el mismo nivel de respuesta. El catálogo de gestos establecidos por Apple se aprende de forma natural, como si fuese el modo más lógico, como si de verdad tocásemos los elementos al otro lado de esa gran ventana en la que se ha convertido la familia iOS. Dale un iPad a un niño y verás lo rápido que aprende a desenvolverse con él. Su curva de aprendizaje no es una curva, es un anuncio de deportivos: de cero a cien en tres segundos.
Por último, el tercer impacto es el del contenido. El ecosistema que ha creado Apple interconectando sus productos no tiene parangón en la industria; en ninguna de ellas (la informática, la audiovisual y la de telecomunicaciones). No hay ninguna otra compañía ahí fuera que pueda presumir de tener una gama de productos como los Macs, iPods, iPhones y iPads que funcionen tan bien entre si, pero la clave final en el éxito del nuevo tablet de Apple frente a sus rivales son los contenidos. ¿Quieres música? La iTunes Store cuenta con la presencia de los mayores sellos discográficos y centenares de artistas independientes para proporcionar el mayor catálogo disponible en la actualidad. ¿Quieres películas? Las tienes. ¿Libros? También (y desde esta semana 17.000 más tras la incorporación del catálogo completo de Random House, la mayor editorial de los EE.UU.). ¿Aplicaciones? Bueno, si hablamos de cantidad, la App Store duplica las cifras de tiendas como Android Market con más de 400.000 aplicaciones de las que 65.000 ya están plenamente adaptadas al iPad (frente a la veintena que se le atribuyen a HoneyComb, la versión para tablets de Android). Pero yo particularmente prefiero hablar de calidad: no hay nada como iMovie, GarageBand o iWork ahí fuera, y solo estoy mencionando las desarrolladas por la propia Apple.
Si a todo lo dicho (y he dicho mucho) le sumas la ventaja que supone que una aplicación que compraste para tu iPod touch pueda ser instalada también en tu iPhone o tu iPad sin coste adicional; si añades los cientos de fabricantes peleándose por lanzar desde fundas y soportes a accesorios para conectar nuestra guitarra; y si tienes en cuenta que incluso sus propios competidores asumen que compiten por el segundo puesto (Sony, Asus, Samsung...), no por el primero, entonces no tiene ningún misterio entender los motivos por los que Volkswagen o BMW utilizan el iPad o el iPhone en sus prototipos; por los que millones de consumidores han escogido al iPad frente a sus alternativas, para colmo, más caras.
“La gente se reía de nosotros por utilizar la palabra mágica, pero ¿sabéis qué? Ha resultado ser algo mágico, ¿no? La gente no estaba convencida de que tenía un precio increíble, pero, dejadme que os diga algo… preguntadle a nuestros competidores ahora. (...) No nos hemos dormido en los laureles. 2011 va a ser el año del iPad 2.”
Deseo y espero que la competencia apriete, que empujen a Apple a alcanzar todo su potencial y que gracias a ellos los consumidores nos veamos recompensados con productos más avanzados y económicos que aún ni tan siquiera imaginamos. Mientras tanto, cualquier otro argumento simplemente se desvanece. 2011 va a ser el año del iPad 2, no me cabe la menor duda.
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