Tal día como hoy, hace 3 años, Apple anunciaba una de las noticias más sonadas en su historia reciente: La tecnología insignia de sus ordenadores cambiaba de la arquitectura RISC de IBM a la x86 de Intel, la misma que los PC's venían utilizando desde hacía años.
Recuerdo aquel día, donde todo parecía llegar al final. Muchos agoreros que habían permanecido silenciosos anunciaban el fin de Apple como compañía, y que el mercado Mac se rendía a un público que no confiaba en un sistema operativo basado en una tecnología tan poco usual.
Fue un golpe de efecto. Ver a Steve Jobs utilizando un PowerMac que montaba una placa base Intel y un Pentium 4, usando Mac OS X Tiger con total soltura hizo que más de uno se frotara los ojos. Entonces Jobs habló de una transición paulatina, que difuminaría la actual linea PowerPC hasta eliminarla por completo del mercado.
Y hay que reconocer que en eso, Apple hizo un gran trabajo. Ese mismo día también presentó Rosetta, una capa de traducción que permitiría utilizar cualquier programa de Mac en OS X, independientemente de la tecnología nativa en la que se basara su arquitectura.
Y llegó el primer Mac con procesador Intel: un iMac. Luego el MacBook Pro. Y luego los demás... Sin cambiar el diseño externo, Apple quería demostrar que no existen Macs Intels o Macs PowerPC, sino que sólo existen Macs. Pero la historia no acabaría con el Mac Pro, que cerraría el ciclo de renovación de equipos portados a la nueva tecnología. Lo de Intel significaba mucho más.
El cambio evidente fue tener Windows en nuestros Macs. Tranquilizar a la gente que veían nuestra plataforma como algo raro y extraño, sabiendo que siempre podrían volver a lo malo conocido. Pero siempre pasa que, como también sucede en la vida real, muchas veces encuentras lo que estabas buscando donde menos te lo esperas... y muy pocos switchers esperaban encontrar en Mac OS X todo lo que han encontrado.
Y de repente, en unos años... todo el mundo ve manzanitas en las bibliotecas. En el trabajo. En los hogares. En los móviles. Intel también le ha aportado una gran tranquilidad a Apple, con su experiencia y plan de futuro. Y la relación de amor-odio que comenzó hace unos años, terminó en final feliz.
Y todo esto no fue fruto del capricho sino que nacio como un proyecto secreto de la compañía llamado Star Trek (sí, como la franquicia de ciencia-ficción) que pretendía conseguir una versión de Mac OS ejecutándose bajo arquitectura x86. Era el año 1992, y según los rumores, cuando Jobs volvió a Apple a finales de los 90 centró muchos de los recursos de la compañía en revivir el Proyecto Star Trek en algo nuevo, llamado Marklar.
Marklar se convertiría en el objetivo de Apple para el nuevo siglo... Pero no fue hasta hace tres años, exactamente, cuando Jobs dijo al mundo que Marklar existía, que se llamaba Mac OS X Tiger, y que llevaba años siendo compilado para Intel... en secreto.
Pero para muchos fue el fin del mundo. Lo que muchos no recuerdan es que Apple tuvo otro fin del mundo, justo en su generación anterior de procesadores: el cambio de Motorola a IBM. Sí, a IBM, ese "gran hermano" representado en el genial anuncio de lanzamiento del Macintosh original en 1984.
Si algo nos ha enseñado la transición a Intel, es que los cambios no se producen por un giro inesperado del destino, o una apuesta del azar a la carta equivocada. Éste tipo de cambios no se merecen ni siquiera ser llamados "cambios". Ni fines del mundo.
Son simplemente capítulos, que poco a poco forman una historia y que nos demuestran que al final lo importante es que cada uno de ellos nos sea útil en nuestro día a día.
Bienvenidos al fin del mundo, tres años después... nos vemos en el próximo.
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