Los discos SSD tienen varias ventajas frente a los discos duros tradicionales. Principalmente, tienen un menor consumo, mayor rendimiento, ruido nulo y mejores tiempos de respuesta en cuanto a acceso y búsqueda. Sin embargo, la principal desventaja es que a día de hoy los SSD son bastante caros.
En lo relativo a Apple, tan solo el MacBook Air permite, de forma opcional, la instalación de un disco SSD de 1.8 pulgadas y 64 GB de capacidad. Nos costará 879 euros a mayores del precio base del ordenador. Su rendimiento ya lo vimos cara a cara con un disco tradicional, y a mi personalmente no termina de convencerme. A pesar de ello, algunas empresas ajenas a Apple están instalando discos SSD en cualquier modelo de MacBook. Lo hace ExperCom, e instala discos Super-Talent de 80 o 120 GB por 600 o 900 dólares respectivamente.
La otra opción para disponer de un Mac con disco SSD es hacértelo tú mismo. Aquí tienes la guía para cambiar el disco de un MBAir, y en el caso de los MBPro y los MB normales los pasos a seguir vienen indicados en varios manuales disponibles en la web oficial de Apple (por ejemplo, este para el MacBook de 13 pulgadas).
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